La
Edad de los Metales: cronología y períodos
Es
la última etapa de la Prehistoria y se divide en tres
períodos, marcados por la utilización de tres metales
distintos:
La Edad del Cobre : Desde el 5000 a.C. hasta el 1800 a.C.
La Edad del Bronce: Desde el 1800 a. C. hasta el 800 a.C.
La Edad del Hierro: Desde el 800 a. C. hasta el siglo I a. C.
Dos aclaraciones
previas a la hora de situar temporalmente la Edad de los Metales:
a) La primera es que al final del Neolítico los seres humanos conocieron ya la utilización de un metal, el cobre.
b) La segunda es que, como ya indicamos, la Historia se inicia hacia el año 3000 a. C. en Sumer, sur de Mesopotamia, al aparecer los primeros testimonios escritos. Por tanto, la Edad de los Metales en Mesopotamia no es una etapa prehistórica, sino ya propiamente histórica. Lo mismo les ocurrirá a otros pueblos y civilizaciones que conocerán la escritura en esta etapa de introducción de los metales: egipcios, fenicios, griegos y romanos.
La
aparición de la metalurgia y la minería
Los seres humanos
empezaron a utilizar primero los metales que aparecían en
estado natural o puro: el oro, la plata y el cobre.
El oro
sería de los primeros metales conocidos por el hombre, bien a
través de las pepitas que encontraba entre las arenas de los
ríos, o bien en los filones auríferos, donde aparece
también en estado natural. La plata también se
encuentra en nódulos, completamente pura, en la superficie de
la tierra. Pero tanto el oro y la plata tenían un grave
inconveniente: su escasez y su irregular reparto sobre la tierra. Por
ello, estos dos metales no iban a modificar las formas de vida de las
sociedades humanas.
El cobre
Al igual que el
oro y la plata, el cobre se encuentra en la naturaleza en estado
puro, por lo que va a ser la metalurgia del cobre la que primero se
inicie.
La primera técnica metalúrgica era muy
sencilla, bastaba con golpear con un martillo de piedra el cobre en
estado puro. Posteriormente, el martilleado se empezó a hacer
en caliente, con el fin de evitar las fracturas y la pérdida
del metal. En una tercera fase, había que extraer el metal de
diferentes minerales mediante un proceso de fundición en un
horno a una temperatura mínima de 700 ºC. En esta tercera fase, el cobre ya no
se presenta en estado puro, por lo que había que obtenerlo de
las minas. Estaba naciendo la minería.
¿Para qué se utilizaba el cobre?
El
cobre es un metal maleable, débil, blando y de escasa utilidad
para la fabricación de herramientas y utensilios prácticos.
Con él se fabricaban sobre todo objetos de adorno(cuentas de collar, brazaletes, anillos, diademas y alfileres), que
servían como elementos de lujo o de prestigio social para
quienes los llevasen.
El bronce
El
bronce es una mezcla o aleación de nueve partes de
cobre y una de estaño; esta combinación produce un
nuevo metal, mucho más duro que los dos componentes, y más
fácil de fundir y de trabajar que el cobre. Es muy posible que
se añadiera algún otro metal, como el antimonio, pues
consiguieron un bronce elástico y flexible, que se podía
trabajar en caliente.
El empleo del
bronce, iniciado en Mesopotamia, se extenderá pronto por
Europa. Su utilización desarrollará la búsqueda
del estaño, dando lugar a una importante ruta comercial
por el Mediterráneo y el Atlántico en busca de este
nuevo metal necesario para la aleación.
Los primeros
utensilios de bronce imitan las formas de piedra, y así
las primeras hachas de metal, tenían la misma forma triangular
y carecían de mango, como las de piedra. Fundamentalmente de
bronce se fabricaron armas y utensilios suntuarios. Entre las
armas, aparece la espada, que va a ser un elemento que caracterizará
el carácter guerrero de esta etapa. Además quien lleva
una espada se distingue socialmente, pertenece a un grupo social
diferente al de los simples campesinos. Es un guerrero o un jefe.
Otras armas serán las dagas, los puñales, las corazas,
los cascos, las puntas de lanza y los escudos.
Con respecto a los
objetos suntuarios, destacan los alfileres, los anillos, las
diademas, los broches de cinturón, las fíbulas,
los collares, las torques y los espejos, así como
estatuillas de carácter mágico-religioso.
Durante la mayor
parte de la Edad del Bronce, los utensilios agrícolas
siguieron siendo de piedra y de madera. Sólo al final del
período se empezaron a utilizar hoces o guadañas de
bronce para segar los cereales.
El
hierro
Si el bronce se
había utilizado principalmente para objetos de adorno y para
la fabricación de armas, símbolos de poder, con los que
distinguir socialmente a los poderosos, el hierro se empleará
para fabricar todo tipo de herramientas para el campo y para
mejorar el trabajo y las condiciones de vida de los pueblos.
Desde muy antiguo
se conocía en determinados lugares (3000 a. C. en Egipto y
Mesopotamia) el empleo del hierro meteórico sin
elaborar para fabricar pequeños objetos. Sin embargo, la
fabricación de objetos de hierro exige unos conocimientos y
una tecnología completamente distinta a la del bronce.
La
nueva tecnología del hierro exigía, pues, el trabajo al
rojo vivo, y constituía todo un secreto. Los primeros
en conocer este secreto fueron los hititas, habitantes de la
zona central de la Península de Anatolia (actual Turquía),
que lo guardaron celosamente durante muchos años.
El hierro contaba
con dos ventajas respecto al bronce. La primera es la
abundancia de este metal: casi todas las áreas geográficas
disponen de minerales de hierro: las piritas. En segundo
lugar, las armas de hierro son más duras.
Los instrumentos
fabricados con hierro fueron muy diversos: hachas, cuchillos,
podadoras, pinzas, azadas, guadañas, hoces, rejas para los
arados, cinceles, martillos, compases, tijeras, limas, navajas de
afeitar, arneses de carro. Como podemos ver, se trata de instrumentos
destinados a la actividad agraria o a la vida cotidiana. En el
armamento, destacan las espadas, las puntas de lanza, los puñales,
los escudos, los cascos y los bocados para el caballo.
¿Dónde
vivían?
|
Durante
la Edad de los Metales las gentes vivían en poblados
muy semejantes a los de la época neolítica, de los que
se diferencian sobre todo porque ahora las fortificaciones defensivas
son más importantes, prueba de que eran frecuentes los
combates entre unos pueblos y otros.
Los
lugares donde habitaban los seres humanos de la Edad de los Metales:
muchos poblados se fueron transformando en ciudades.
Los poblados
La mayoría
de los poblados están formados por viviendas rectangulares,
cuadradas o circulares, de adobe, piedra y madera, rodeados
con sólidas fortificaciones.
A
medida que avanza en el tiempo la Edad de los Metales, se observa una
preocupación creciente por la defensa de los poblados.
Así, en la Edad del Bronce los poblados de la Cultura del
Argar, en el sureste de la Península Ibérica
aparecen en lugares elevados, cerros o "cabezos", de
difícil acceso, protegidos con defensas artificiales como son
las murallas, que eran reforzadas con torres circulares o cuadradas.
Las ciudades
El crecimiento de
la población y el desarrollo de nuevas actividades económicas
vinculadas a la metalurgia, como son la artesanía y el
comercio, provocan la aparición de las primeras ciudades de la
época prehistórica. Algunas de estas ciudades
alcanzarán varios miles de habitantes.
De los primeros
momentos del Bronce son las ciudades de la isla mediterránea
de Creta, las cuales surgen al lado de los famosos palacios
de Festos, Mallia, Hagia Triada y Cnossos. Las viviendas de las
ciudades contaban ya con varios pisos y sus cubiertas eran terrazas.
En
la mitad de la Edad del Bronce, al amparo de la actividad comercial
aparecen, las ciudades griegas de Micenas y Tirinto,
donde también han aparecido palacios y enormes murallas con
grandes bloques de piedra. En estos momentos estas ciudades griegas
tenían una gran actividad comercial y
administrativa.
Correspondiente a la segunda Edad del Hierro La ciudad aparece rodeada por una imponente fortificación. El pueblo protagonista de esta cultura del hierro es el pueblo celta (los galos, recuerda las aventuras de "Asterix").
Correspondiente a la segunda Edad del Hierro La ciudad aparece rodeada por una imponente fortificación. El pueblo protagonista de esta cultura del hierro es el pueblo celta (los galos, recuerda las aventuras de "Asterix").
Completamos el
panorama urbano con las ciudades-estado de las costas fenicias
y de las polis (ciudades) griegas, donde aparecerán los
primeros alfabetos y las primeras monedas. Estas ciudades se
extenderán y dominarán las costas de todo el
Mediterráneo, creando numerosas colonias y factorías
comerciales. Con las colonizaciones fenicias, griegas y,
posteriormente, cartaginesas, se darán a conocer también
las formas de vida urbanas.
Los
medios de vida
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En este apartado
trataremos la economía o los medios de vida de la Edad de los
Metales:
La agricultura
La base de la
economía de esta etapa sigue siendo la agricultura y la
ganadería, con el importante complemento de la caza. En la
actividad agraria se observan nuevas mejoras tecnológicas: el
riego de los campos mediante pozos y acequias, la aparición de
nuevas especies como el olivo y la vid, el abonado de los campos con
estiércol y la introducción del arado, de
tracción humana y tirado por bueyes. Además, a partir
de los momentos finales de la Edad del Bronce y, sobre todo, durante
la Edad del Hierro, se incorporan los metales (bronce y hierro) a la
fabricación de los aperos agrícolas: hoces, guadañas,
arados, palas, arneses para los carros, etc.
La artesanía
Con
la aparición de los metales, surgen nuevas actividades
económicas: la minería y la metalurgia. Surge toda una
artesanía de los metales en la que destacarán
los fundidores y los orfebres, consiguiéndose a lo
largo de esta etapa un alto grado de perfeccionamiento en los
sistemas de fundición y una gran calidad de las piezas.
La cerámica
seguirá desarrollándose en esta etapa de la
Prehistoria, alcanzándose un gran dominio en su ejecución
y una gran variedad de vasijas, al tiempo que mejoraba notablemente
su técnica, al aparecer la cerámica a torno, una vez
que se incorpora el invento de la rueda. La cerámica a torno
proporciona una mayor rapidez y precisión, así como una
mejora en la calidad decorativa. La cerámica tendrá una
gran importancia económica (artesanía y comercio) en
esta etapa, tanto es así que incluso un determinado tipo de
vasija llegará a dar nombre a una cultura que se extenderá
por amplias regiones de Europa: la cultura del vaso campaniforme.
Su nombre proviene de la forma de campana invertida que tienen las
vasijas. Se trata de una cerámica hecha a mano, con mucha
decoración, realizada mediante incisiones en las que se
aplicaba como relleno una pasta blanca, con el objeto de resaltar los
adornos, generalmente de tipo geométrico.
El comercio
El comercio
es otra actividad económica que en la Edad de los Metales
adquiere especial importancia.Surgirán
los buscadores de metales que crearán determinadas rutas
comerciales por donde circularán otros productos muy diversos:
cerámica, cereales, joyas, vino, aceite, adornos, etc.
La sal es
un elemento fundamental para la nutrición y para la
conservación de los alimentos.
En los tiempos en
que no existía la moneda, el comercio se desarrollaba mediante
el trueque. En estos intercambios comerciales, había
productos especialmente codiciados por su valor simbólico, al
estar relacionados con determinados intercambios de tipo ceremonial;
en otras ocasiones, se trataba de productos necesarios para la vida,
como la sal, utilizada como si fuera una moneda (de sal viene la
palabra "salario").
La rueda y la vela
Para
el desarrollo del comercio se necesitaban comunicaciones y medios de
transporte adecuados. Dos inventos muy importantes van a aparecer en
estos momentos de la Edad de los Metales: la rueda y la vela.
La rueda
fue un invento realizado en Mesopotamia entre el 3500 y el 3250 a.C.
Como ya hemos señalado, su invención fue aplicada a los
tornos para trabajar la cerámica. Pero, en relación con
las comunicaciones, fue la base del carro tirado con bueyes para el
transporte de personas y mercancías. Los primeros carros
respondían al modelo de vagón con ruedas de madera
macizas y con uno o dos ejes.
Hacia el año
3500 a.C., los egipicos incorporan la vela a sus
embarcaciones. La vela aprovechaba la fuerza del viento para la
navegación y el transporte marítimo y fluvial. En
Europa, los grandes ríos fueron las principales rutas de
navegación.
Al final de la Edad de los Metales, los celtas acuñarán monedas inspiradas en las piezas de las colonias griegas de occidente y en las piezas macedónicas. Era un ejemplo del grado de desarrollo comercial y de conciencia política del pueblo celta.
Los
primeros arquitectos
|
En
estos momentos históricos, los seres humanos nos dejaron
muestras de una arquitectura monumental,
aunque las primeras obras empezaron a fabricarlas ya a finales del
Neolítico. Construyeron monumentos con grandes bloques
de piedra, llamados megalitos.
En nuestra península aparecen en Portugal, Galicia, Asturias,
Extremadura, Andalucía, Cataluña, País Vasco y
Navarra.
Los principales
monumentos megalíticos son: los dólmenes, los
menhires y los cromlechs.
Los dólmenes
Son enterramientos
colectivos realizados con grandes bloques de piedra. En el
apartado de las creencias hemos hablado de los enterramientos
y hemos afirmado que eran todos individuales. Con los dólmenes
se produce un cambio en los rituales de inhumación,
ahora los muertos se entierran de forma colectiva y durante varias
generaciones.
Podemos
distinguir tres tipos de dólmenes:
a) Los dólmenes simples, que son grandes bloques de piedra hincados en la tierra y que habitualmente se cubren con otra piedra plana horizontal.
b) Los sepulcros de corredor, que consta de un pasillo de acceso y de una cámara de forma circular o poligonal. Las paredes pueden estar hechas por grandes piedras puestas en pie o por acumulación de pequeñas piedras. Tanto el pasillo, como la cámara son cubiertos con losas de piedra. Ejemplos de sepulcros de corredor se encuentran en el poblado de Los Millares en Almería.
c) Las galerías cubiertas, que no diferencian entre pasillo y cámara. Ejemplo de galería cubierta es la cueva de Menga en Antequera (Málaga).
Los menhires
Los menhires son
piedras hincadas verticalmente en la tierra. A veces aparecen
alineados en el campo. Parece ser que tenían como función
la de marcar un territorio o delimitar los campos de cultivo.
Destacan los alineamientos de la región bretona de
Carnac (Francia).
Los cromlechs
Un crómlech
es una especie de gran recinto circular formado por la agrupación
de menhires. Se piensa que estos monumentos eran santuarios donde se
realizaban cultos al sol. Un ejemplo es el crómlech de
Stonehenge, en el sur de Inglaterra, que está orientado
hacia el punto en que el sol se levanta en el día que comienza
el verano.
Organización
social
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Las
sociedades de la Edad de los Metales aumentarán las
diferencias sociales entre unos grupos y otros. Ya hemos
apuntado cómo los objetos de cobre y de bronce fueron
utilizados como elementos de prestigio y distinción social de
unos grupos con respecto a otros.
En las sociedades
de la Edad de los Metales podemos distinguir básicamente dos
grupos sociales: uno, el de los reyes, príncipes,
caudillos y guerreros que tienen el poder político, militar,
económico y social; el otro, integrado por la mayoría
de la población y compuesto por agricultores, pastores,
artesanos y comerciantes. En algunas situaciones, habrá que
añadir otro grupo social, caracterizado por el poder
mágico-religioso: los chamanes o sacerdotes. Por debajo de
todos estos grupos sociales se encontraban los esclavos.
La Arqueología
ha encontrado las huellas de estas diferencias sociales estudiando
las viviendas y los enterramientos.
Analizando
el lugar donde vivían nos permite conocer el rango social de
sus moradores. En efecto, la presencia de palacios, ciudades y
fortalezas, nos habla de la existencia en su interior de reyes,
príncipes y jefes guerreros que formaban parte de una
verdadera aristocracia, que ejerce su poder de forma despótica
sobre el resto de la población. Las sociedades de la Edad de
los Metales evolucionan hacia rasgos cada vez más guerreros.
Las guerras de conquista, los combates tribales y las luchas entre
grupos sociales que se disputan el poder serán muy frecuentes.
El elevado porcentaje de armamento que se encuentra en los
yacimientos nos habla de este tipo de sociedades guerreras.
El estudio de los
ajuares funerarios encontrados en las tumbas es otro de los
procedimientos arqueológicos para conocer la condición
social del difunto. La existencia de grupos sociales aristocráticos
queda testimoniada en ajuares funerarios extraordinariamente lujosos,
donde aparecen joyas de oro, plata o, vasijas de cerámica de
lejana procedencia, armas con incrustaciones de oro o plata, etc.;
que contrastan con la pobreza material de los enterramientos
correspondientes a los grupos sociales de campesinos o artesanos.
Podemos realizar
una aproximación al conocimiento de las creencias durante la
Edad de los Metales a través del estudio de:
Los tipos de enterramientos y los rituales funerarios
Rara
es la tumba en la que no aparece algún tipo de ajuar
funerario, pues pretendían que en el más allá
el difunto pudiera satisfacer las necesidades que había tenido
en vida. Por tanto, es la muestra de una creencia en otra vida
después de la muerte.
Durante la Edad del Cobre es frecuente encontrar el cuerpo
de los cadáveres totalmente recubiertos con una capa de ocre,
siguiendo con un ritual funerario que ya se había iniciado en
el Paleolítico. En ambos casos, se debía tratar de un
ritual por el que se intentaba devolver la vida de la sangre y de la
carne al cuerpo del difunto para asegurar su inmortalidad.
Durante toda la Edad
de los Metales: las tumbas en cista y en tinaja (o phitos). La
tumba en cista consiste en depositar los restos del difunto en
el interior de una caja realizada con lajas de piedra. La tumba en
tinaja consiste en depositar el cuerpo del difunto en el interior
de una pithos. Para el caso de los niños, el cuerpo era
introducido en cuclillas; en el caso de los adultos, se mutilaban las
extremidades.
En esta etapa de
los metales es muy frecuente la existencia de necrópolis
o cementerios, situados en las proximidades de los poblados.
Durante la Edad de
los Metales se van a practicar dos rituales funerarios: la inhumación
y la incineración.
En el primer caso,
se trata de enterrar el cuerpo del cadáver. Con frecuencia en
las inhumaciones se colocaba encima de la tumba un montículo
de tierra y piedras llamado túmulo. Este tipo de ritual
funerario dará nombre a una cultura de mediados de la Edad del
Bronce: la Cultura de los Túmulos.
El otro
rito distinto a la inhumación es la incineración o
cremación. Consiste en quemar el cuerpo del difunto en una
pira funeraria. El rito de la cremación va unido a la
creencia según la cual con la incineración del cadáver
se facilita que el alma abandone el cuerpo mortal y así se
libere del mismo, garantizando su inmortalidad. Las cenizas eran
recogidas y, generalmente, introducidas en una vasija o urna, que era
depositada en el interior de un hoyo realizado en el suelo. Este
ritual funerario da nombre a otra cultura del final de la Edad del
Bronce y que se mantendrá durante la Edad del Hierro: la
Cultura de los Campos de Urnas.
En la Península Ibérica,
algunas esculturas en piedra representativas de determinadas
divinidades, como las célebres "Dama de Elche"
(Alicante) y "Dama de Baza" (Granada), de la cultura de los
íberos, pudieron ser utilizadas como urnas funerarias,
ya que ambas esculturas presentan sendos orificios por donde
introducir las cenizas del difunto.
Durante la Edad de
los Metales es frecuente encontrar, junto con el ritual propiamente
funerario, casos de sacrificios humanos de carácter
ritual. Generalmente se trata de algún personaje importante
que es honrado con el sacrificio de otras personas que son enterradas
junto con él.
El culto a las divinidades
Durante la Edad de
los Metales se continúa con el culto a la diosa madre,
la Naturaleza, iniciado en el Neolítico. Así, se
observan enterramientos de animales (bueyes, caballos, etc.),
rodeados de vasijas de cerámica y estatuillas con formas de
animales, todo ello a modo de ofrendas a la divinidad.
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