Causas de la inmigración política

 

 

Si la historia la escriben

los que ganan

eso quiere decir

que hay otra historia

la verdadera historia

¡Quién quiera oír que oiga!

(Nebbia-Mignona)

 

 

 

Como habíamos visto en el capítulo “Causas de la inmigración económica”, Europa se encontraba inmersa en una crisis económica durante la década del ’20, por causa de la Primera Guerra Mundial. Por su parte a los croatas se les sumaban los problemas derivados del centralismo y del monopolio económico de los serbios escudados en su rey Alejandro. A la vez, también aumentaba, día a día, la figura del político croata Stjepan Radić, líder del Partido Campesino Croata, que los representaba y hacía oír su descontento en el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos.

            Hacia 1925, gracias a la presión ejercida por los votos obtenidos en las elecciones parlamentarias, el rey Alejandro le ofrece el cargo de ministro de Instrucción Pública a Radić, el cual lo acepta. El puesto en el cargo duró dos años y en 1927, Radić renunció[1].

            En 1928 los serbios querían aumentar los impuestos a la población croata a favor de Serbia. A esto se le opuso no solo Radić sino que también Svetozar Pribičević, un serbio nacido en Croacia, ex ministro del Interior del rey Alejandro, pero enérgico combatiente de su política despótica.

            Esta confrontación le sirvió a los círculos reaccionarios serbios, enquistados en la nobleza, los militares y los políticos, para deshacerse de Radić y con él, a los reclamos de los croatas.

            El 20 de junio de 1928, en plena sesión del parlamento de Belgrado, en el cual se encontraban todos los representantes del reino, el diputado Radical serbio Puniša Račić, disparó con su revólver a los diputados croatas, matando a Djuro Basariček, a Pavle Radić (hermano de Stjepan) e hiriendo de muerte a Stjepan Radić y a otros dos diputados. La agonía de Radić fue lenta y su vida terminó el 8 de agosto a causa de las heridas. Con Radić murió de igual forma la idea de un reino federal y democrático como así también cayó definitivamente la máscara bajo la cual se escondían las verdaderas intenciones del rey y de Serbia.

            Sobre el atentado me gustaría hacer dos acotaciones. La primera es la similitud de este caso con uno acaecido en la Argentina. Me estoy refiriendo a lo sucedido en 1935 en el senado argentino, cuando se llevaba a cabo un acalorado debate sobre el comercio de la carne y el perjuicio que esto causaba a la Nación Argentina. En ese momento el legislador Lisandro De la Torre denunciaba irregularidades en este comercio y fue atacado a tiros por un matón relacionado con el conservadorismo, que mató al senador por Santa Fe y amigo de De la Torre, el Dr. Enzo Bordahebere.

            El segundo punto es que el asesinato de Radić, provocó en muchos sectores croatas la seguridad de que con los serbios no se podía dialogar ni conducirse democráticamente. Uno de los diputados presentes en el recinto era el Dr. Ante Pavelić, diputado por Zagreb, que manifestó “Nunca más a Belgrado” (nunca más discutir en tierra serbia ni dialogar con ellos) y comenzó a trabajar desde la clandestinidad. El 7 de enero de 1929 formó el grupo revolucionario “Ustaša” (rebeldes, insurrectos), en julio fue condenado a muerte por Belgrado por lo que tuvo que exiliarse a Italia.

            Pero no sólo los “Ustašas” expresaban un antagonismo con el régimen del rey Alejandro. Los propios comunistas que comenzaban a dictar sus consignas por todo el reino fueron perseguidos con mayor resolución por las tropas reales. El propio Tito, que ya comenzaba a ser buscado por su activismo recordó el hecho afirmando que: “ Los sucesos del parlamento de Belgrado causaron una tremenda conmoción en Croacia, pero los jefes del Partido Campesino no se movieron... Entonces nuestro comité local, actuando a través de sindicatos independientes, pasó a la acción. Llegamos hasta el punto de dictar una proclama instando al pueblo a responder con las armas al asesinato de Radić... De allí en adelante, la policía me persiguió constantemente”[2].

            Nacionalistas (Ustašas) y comunistas comenzaron a ganar adeptos, mientras que el Partido Campesino, que aún representaba a la gran mayoría de los croatas, se encontraba un tanto debilitado. Ante la muerte de Radić, había asumido su segundo, Vladko Maček, que siendo pacifista y medido a ultranza, trataba de apaciguar los caldeados ánimos. Ánimos que parecía que estallarían en cualquier momento, ya que una confrontación croata-serbia se desataría con solo una chispa. Ante una probable revolución croata y la consiguiente reacción militar serbia, Maček, conduce a los croatas dentro de los límites de la democracia[3].

            Pero poco duró la democracia, porque el 6 de enero de 1929 y aprovechando que los croatas no habían reaccionado decididamente por el asesinato de Radić, el rey Alejandro disuelve el parlamento e instala una dictadura monárquica, cambiando el nombre del reino que ahora se llamaría “Reino de Yugoslavia”.

            En un intento por disfrazar la dictadura serbia, el rey proclama una nueva constitución, en la cual existiría un sistema de dos cámaras, pero con el agregado que los representantes de una de ellas eran elegidos por él, y la otra en elecciones. De esta manera intentaba mostrar una democracia donde sólo había una concentración de poder.

            Como todas las medidas tendían cada vez más al centralismo político y económico serbio, los reclamos no se hicieron esperar. Tanto en Zagreb, como en Eslovenia, Bosnia o la provincia de Vojvodina, se condenaba el régimen despótico y se pedía por la federalización. Por estas demandas fue encarcelado Maček y reprimidos o castigados todos los opositores.

            Como la situación lo desbordaba, el rey Alejandro viajó a Francia a pedir consejos para resolver la crisis provocada por él mismo y su política. Pero al llegar al puerto de Marsella, el 9 de octubre de 1934, fue muerto a balazos por un macedonio, que pertenecía a una organización revolucionaria (VMRO), que colaboraba con los ustašas[4].

            Luego del atentado asume como regente el príncipe Pablo, hermano de Alejandro y tío de Pedro II, quien no podía asumir por ser menor de edad. Este cambio de rey no resultó ser muy diferente al anterior en lo que a su política se refiere.

            Por su parte, Maček continuaba impulsando el cambio desde la democracia y el pacifismo. En 1935, logró una importante victoria en los comicios y en 1938, logró aglutinar y conformar un solo bloque con todos los opositores al régimen. Esta unión denominada “Bloque de compromiso con el pueblo”, no sólo estaba formada por croatas, sino que también había partidos serbios y eslovenos contrarios al rey. Este bloque solicitaba la derogación de la constitución vigente y la convocación a una nueva Asamblea Constituyente que reorganizara el país y a todas las nacionalidades que lo componían. El 11 de diciembre de 1938 esta coalición logra el 69% de los votos ejerciendo una gran presión en Belgrado.

            Nuevamente los integrantes del poder serbio tienen que plantearse, ¿Qué hacer con los croatas? Todo el año de 1939 fue para poder encontrarle una solución a este problema. Finalmente, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el 26 de agosto, se firma un convenio llamado “Sporazum”, con el cual se crea la “Banovina Hrvatska”, es decir el banato de Croacia. Esta nueva administración tenía su fundamento en el pasado[5], y como fin reorganizar el Estado. Otra medida adoptada fue la de compartir el gobierno en Belgrado, entre Dragiša Cvetković (representante serbio) y Maček (por los croatas).

 Los serbios sabían que Europa era un polvorín y que en cualquier momento podía estallar una guerra, como también sabían que los no-serbios, no tenían la más mínima intención de defender un reino que no los representaba, por lo tanto había que ofrecerles algo para que tuvieran un sentimiento de pertenencia y defensa de la “patria yugoslava”.

            Respecto al territorio de esta Banovina Hrvatska, muchos estuvieron en desacuerdo porque regiones croatas que limitaban con Serbia, Boka Kotorska y Srijem no fueron anexadas, como así tampoco se incluyeron zonas de Bosnia y Herzegovina.    En septiembre de 1939, Hitler y Stalin invaden Polonia dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial. Mientras pudo, el gobierno de Cvetković-Maček se mantuvo neutral pero, para poder evitar la guerra el 25 de marzo de 1941, se adhieren al Pacto Tripartito con el Eje: Berlín-Roma-Tokio. Este pacto tenía como fin tratar de no sufrir las consecuencias de una invasión como ya la habían soportado entre otros, Francia y Polonia. Al día siguiente, en Serbia se produce un golpe de estado, que conduce al poder al oficial de aviación Dušan Simović, que a la vez nombra mayor de edad a Pedro, hijo de Alejandro, y lo declara rey como Pedro II.

            Los motivos del golpe de estado nunca estuvieron muy claros, pero lo cierto es que nada cambió, porque, de puertas adentro reconocieron a la Banovina Hrvatska y de puertas afuera aceptaron el pacto con el Eje.

            No lo tomó así Hitler, que siempre había tenido buenas relaciones con Belgrado, principalmente porque todo el aluminio que se necesitaba para la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) lo compraba a Yugoslavia. En definitiva Hitler se disgustó con los golpistas y decidió atacar[6].

            Es importante mencionar también que Hitler no tenía intenciones de dividir a Yugoslavia, sino de separarla en dos grandes zonas, en las cuales, ejercerían el dominio Alemania en una e Italia en la otra.

Cuando los alemanes atacaron Yugoslavia el 6 de abril, no encontraron resistencia seria alguna. Esto da una clara muestra de que no sólo el ejercito yugoslavo no estaba preparado para una guerra, sino que ninguno de sus integrantes quería pelear para defender la monarquía serbia . Además el ejército monárquico era otra arma de dominación serbia y los croatas apenas tenían acceso a él. Por ejemplo, sobre un total de ciento sesenta y cinco generales había dos croatas como también sólo el 10 % de los oficiales y suboficiales[7]. Pero los croatas no solo no defendieron a la Yugoslavia monárquica, sino que el 8 de abril se rebelaron las primeras unidades croatas en la ciudad de Bjelovar a unos 50 kilómetros de Zagreb y al día siguiente la División Marítima Adriática del ejército yugoslavo, compuesta en abrumadora mayoría por croatas, también se rebela y produce el primer conflicto armado entre serbios y croatas.

            Mientras tanto Maček, a diferencia del rey, el gobierno y los generales monárquicos serbios que huyen primero a Grecia y luego a Inglaterra, regresa de Belgrado a Zagreb donde rechaza la alianza con el Eje y es detenido. Él permanecerá contrario al régimen de Pavelić, hasta 1945, aunque cuando éste fue derrotado, Maček prefirió el exilio en los EE.UU. al régimen comunista.

 Como vimos en otros capítulos, la historia croata es milenaria y el sentimiento nacional nunca se había perdido a pesar de ser parte de imperios o países que la incluían. Ya en el siglo XIX, a través de personalidades como Jelačić y Starčević, y en el XX con Radić, la conciencia de la autodeterminación del pueblo croata era cada vez mayor, además de ser siempre “alentada” como defensa en contra de las políticas de “germanización”, “magiarización” o lo que podemos denominar “panservismo” (toda Yugoslavia para Serbia) que ante su acción represora siempre generaban una reacción nacionalista.

            Así llegamos al 10 de abril de 1941. En esta fecha los croatas, que venían esperando desde hacía años una oportunidad, aprovechan la ocasión para declarar el Estado Independiente Croata.

            Ese día, el general en retiro Slavko Kvaternik proclama en nombre del Dr. Ante Pavelić, fundador del movimiento revolucionario Ustaša, el Estado Independiente Croata. Esta proclama se basa, entre otros, en los siguientes puntos:

a)      Los croatas son un pueblo de por sí y no es idéntico a ningún otro ni tampoco forma parte de ningún otro pueblo.

b)      El pueblo croata tiene un nombre histórico y autóctono. Bajo este nombre permaneció desde tiempos remotos y bajo él llegó hace 1400 años a su territorio actual.

c)      Cuando arribó a su actual patria se compenetró y le dio el nombre actual: Croacia. Este nombre no debe, ni puede ser sustituido por ningún otro.

d)      El pueblo croata tiene el derecho de restaurar el poder soberano en su propio Estado Croata, en todo ese territorio étnico e histórico, es decir reestablecer nuevamente al Estado Independiente de Croacia[8].

 

            Pavelić, que hacía 12 años que se encontraba en el exilio italiano, llega a Croacia el 15 de abril en calidad de jefe del nuevo Estado. A partir de allí comienza una carrera en la cual poco se podrá disfrutar de esta independencia y mucho se tendrá que luchar para poder mantenerla.

            Este movimiento de autodeterminación le vale no sólo el enfrentamiento con los serbios, sino también con los supuestos aliados: Alemania e Italia. Si bien Alemania había allanado el camino para la proclama del Estado Croata, no estaba en su “Nuevo Orden” la desintegración de Yugoslavia. Por su lado, Italia y su “Imperio Romano” solo pretendía tomar posesión de la costa dálmata. Es decir, Hitler tenía planes para Croacia más adelante e Italia lo quería todo al instante. Por esto el Estado Croata no fue reconocido inmediatamente por ellos, sino que, mediante la diplomacia, fue aceptado un tiempo después.

            Cuando el movimiento Ustaša fue constituido, el Estado Alemán tenía buenas relaciones con Belgrado y si bien Italia les permitió permanecer en sus tierras cuando estos fueron condenados a muerte en Yugoslavia, sabían muy bien que los ustašas no iban a permitir sus ansias expansionistas. Pero entonces ¿por qué Croacia estuvo aliada al Eje durante la Segunda Guerra Mundial? En primer lugar, es muy fácil decir hoy a más de cincuenta años del fin de la guerra que era lo mejor o lo peor, es fácil reconocer al criminal y al bando vencedor, pero en aquel momento la coyuntura era sumamente delicada, los tiempos perentorios y los errores políticos o de Estado no se pagaban perdiendo una elección sino con la muerte. Pero así y todo hay tres causas de la alianza:

1)      Porque fue ocupada por los ejércitos de ambos y se mantuvo un acuerdo de no agresión y colaboración, mientras los poderosos ejércitos del Eje ocupaban Croacia y casi toda Europa.

2)      Porque si no cabía esta colaboración, la otra alternativa era plegarse a los partisanos comunistas de Tito, con los cuales no sólo había diferencias ideológicas y religiosas, sino, que en ellos no se encontraba el ideal de la Croacia independiente.

3)      Los serbios monárquicos (četniks) que vivían en Croacia, comenzaron a atacarla ni bien se declaró el Estado Croata, entonces vemos que era necesaria la ayuda extranjera para combatirlos.

En esta sumatoria de causas tuvo que navegar Pavelić, quien debió combatir a los partisanos que ante la invasión alemana e italiana, veían la oportunidad de generar las condiciones sociales necesarias para su revolución comunista. Los partisanos contaron con el apoyo incondicional de Gran Bretaña. Este apoyo británico por poco se inclina a ayudar decididamente a los četniks,( los cuales desde la guerrilla no dudaban en matar croatas nacionalistas o partisanos y de apoyar un gobierno nazi y antisemita en Belgrado) pero Churchil tomó nota del rechazo de las distintas nacionalidades hacia ellos y finalmente se decidió por los partisanos.

En definitiva, a los croatas se les presentó una oportunidad histórica que más adelante describiré como fundamental a la hora de lograr la actual República de Croacia. También quisiera trazar un paralelismo con la historia americana y argentina, para poder explicar esta situación, ya que en su momento los patriotas argentinos y americanos también aprovecharon que España se encontraba debilitada por la invasión napoleónica para librarse de su yugo y así proclamar la independencia. Y para finalizar con esto, es necesario saber que durante toda la Segunda Guerra Mundial, las batallas entre croatas y serbios se llevaron a cabo siempre en Croacia.

Volviendo a la guerra, el Estado Independiente Croata quedó conformado mediante una suma de regiones históricas pero también perdiendo algunas. El Estado Croata abarcaba la actual Croacia y se sumaba toda Bosnia y Herzegovina, que aportó con sus soldados musulmanes a la causa croata. La división “Handžak” estaba compuesta por croatas musulmanes que al uniforme de combate croata le daban su toque con el “fez” en la cabeza en lugar de casco o gorra.

            También se agregaron varias regiones del este croata como Banat, Bačka, Srijem y Sandžak.

            Los territorios que perdió Croacia tuvieron no solo un factor negativo en lo territorial y poblacional sino también emocional. Croacia tuvo que ceder al apetito del Duce la costa dálmata. Estas ansias expansionistas italianas se vieron coronadas cuando el gobierno croata tuvo que aceptar el 15 de mayo de 1941 la pérdida de 5.400 km2 de territorio y 380.000 habitantes, lo que no solo generó el no poder acceder al mar Adriático, sino que además, miles de dálmatas se pasaron a las fuerzas partisanas para combatir primero al invasor italiano y luego a sus propios hermanos del Estado Croata.

            Aquí también se repitió la historia. Como vimos anteriormente[9], los croatas que en siglos anteriores combatían enfrentados por la cristiandad o por el Islam, ahora se luchaba entre nacionalistas y comunistas o entre ustašas y partisanos. Si bien los conscriptos formaban parte del ejercito del Estado, los “Domobrani”, que defendían al Estado Croata más allá de las ideologías, era común que en las familias croatas hubiera un tío ustaša y un sobrino partisano, o primos en cada bando o lo que es peor, incluso hermanos. Ningún hombre en edad de cargar un fusil, de 15 a 60 años, podía quedarse en su casa. Era reclutado por uno o por otro, o, a lo sumo, se le daba algunas horas para que se decidiera y se marchara a cualquier grupo, pero al frente de combate. En definitiva esta lucha desangró y dividió a los croatas, cada uno con su ideología, que a la luz de los años cada uno juzgará sus aciertos y errores, pero lo cierto es que se cobraron miles de vidas y, a mi modesto entender, recién hoy en día muchos se dan cuenta que el verdadero enemigo estaba al Este del Drina.

            La guerra arreciaba y el Estado Croata comenzaba a pagar el precio de haberse aliado a un país por su poder, ya que Alemania comenzó con sus exigencias, entre la que se encontraba la subordinación del ejército croata al alemán como también el envío de tropas al frente oriental.

            A fines de 1942 los alemanes son vencidos en El- Alamein (Egipto) y cercados en Stalingrado (Rusia). Comienza el retroceso de las fuerzas del Eje. En 1943 los aliados desembarcan en Italia, que luego capitula, y comienza a ser base de operaciones para las fuerzas partisanas. Esto repercute en el Estado Croata que empezó a sufrir la guerra desde el aire y vio como los ingleses abastecían de armamentos a los partisanos , que habían pasado de ser una tropa de irregulares , a convertirse en un ejército bien armado y preparado. También fue importante el aumento de sus tropas, principalmente de dálmatas por las cuestiones ya comentadas y de las unidades serbias que masivamente cambiaban de lado al ver al triunfador de la guerra.

            En febrero de 1943, los aliados se deciden, finalmente, por ayudar a los partisanos, ya que hasta entonces habían dosificado su ayuda entre ellos y los četnik pro- monárquicos. La balanza se inclinó en su contra cuando se dieron cuenta de que los četniks no tenían problema de aliarse con alemanes o aliados, siempre que tuviesen la oportunidad de combatir contra los croatas ustašas o partisanos.

            El 13 de julio del mismo año se declara en las zonas ocupadas por las fuerzas partisanas una República Democrática de Croacia, que se encontraba bajo el liderazgo de Andrija Hebrang, comunista croata que falleciera misteriosamente al finalizar la guerra, siendo sospechados sus camaradas de armas[10].

El fin de la guerra se acercaba. Las tropas croatas seguían retrocediendo hasta los alrededores de Zagreb. La guerrilla partisana continuaba avanzando. Lo que había comenzado como un sueño se desmoronaba a pedazos. Todos los croatas que creían y querían una Croacia libre de la monarquía serbia, se dieron cuenta que fue un error aliarse con el Eje. Los partisanos croatas que también habían luchado tanto contra la monarquía serbia como contra la ocupación alemana, ilusionados con una “nueva Yugoslavia”, más federal y representativa, ven que los serbios comienzan nuevamente a ubicarse en los puestos más importantes.

            Los croatas progresivamente habían retrocedido hasta Zagreb, donde esperaban poder ofrecer la resistencia final y generar la intervención de los Aliados Occidentales a favor del Estado Croata.

            El 30 de abril de ese año, en una última reunión el gobierno croata, decide abandonar Zagreb y retroceder hasta Austria.

            La avalancha final de los partisanos era evidente, por esto los croatas se reagrupan y en una interminable caravana comienzan su viaje a Austria, esperanzados de que los países occidentales, que ya comenzaban a tener fricciones con sus ocasionales aliados comunistas, les abrirían las puertas y los ayudarían en su causa.

            El ejército croata que todavía tenía una importante cantidad de hombres pensaba rendirse ante los ingleses que se encontraban en la frontera con Austria y ya que ellos eran signatarios de la Convención de Ginebra, los oficiales croatas suponían que los detendrían como prisioneros de guerra y en un futuro no muy lejano, los croatas se ofrecerían para seguir combatiendo a Tito o a los rusos que continuaban ocupando el Este europeo generando una creciente tensión en Occidente.

            El 1º de mayo partieron doscientos mil soldados croatas que flanqueaban a otros doscientos mil civiles. Esta retirada tenía como fin llegar el 7 de mayo a la frontera austríaca y allí negociar con los ingleses.

            Los soldados y las familias croatas partieron de Zagreb con la convicción de que volverían en quince días... quince días que se hicieron quince semanas, quince meses, quince años y para la gran mayoría toda la eternidad.

            Cuando los vencedores de la guerra escriben la historia en ella hay un capítulo que nunca incluyen, un capítulo casi desconocido, un capítulo del cual muchos desvían la mirada, sin darse cuenta que lo que pretendió ser el fin de los croatas, fue el doloroso punto de partida para volver a la patria. Este capítulo que pocos conocen se llama: La tragedia de Bleiburg.

            Bleiburg es un típico valle austriaco, al cual llegaron las columnas de croatas que buscaban un refugio para la pesadilla de la guerra.Detrás de ellos también llegaron eslovenos, alemanes que vivían en Croacia (Volkdeutsche) e incluso algunos serbios anticomunistas y cosacos rusos que desde los años ´20 vivían en Austria como refugiados de la Revolución Bolchevique del ’17. Los ingleses los esperaban para poder negociar la rendición y acordar el paso a las fuerzas de Occidente.

            El ministro del Estado Croata, Vrančić y el capitán naval Vrkljan tomaron la delantera para comenzar con las negociaciones. Grande fue su sorpresa cuando los detuvieron, manteniéndolos incomunicados hasta el 20 de mayo y enviándolos luego a un campo de prisioneros de guerra[11].

            Confiados en los resultados obtenidos por Vrančić y Vrkljan, un contingente de ciento treinta representantes del gobierno croata se presentaron ante el cuartel británico. Estos últimos les prometieron enviarlos a campos de detención en Italia. Lo que ellos no sabían es que serían deportados. Fueron subidos a un tren y devueltos a las manos de los partisanos que los fusilaron a todos.

            De repente todo se veía más claro, o mejor dicho, más oscuro. Un anticipo de lo que ocurriría en Bleiburg sucedió días antes, en Maribor (Eslovenia), donde cincuenta mil croatas caían en manos del III ejército partisano. Estos prisioneros fueron clasificados por categorías, para que luego los dirigentes comunistas pudieran disponer de ellos. La mayor parte de los soldados, heridos o no, fueron fusilados y sólo se salvaron los civiles, las mujeres y los niños que fueron devueltos a Croacia[12].

            Pero no sólo en Maribor había columnas de refugiados, también los hubo en Klagenfurt (Austria) y en Dravograd, Celje y Zidani Most (Eslovenia). Eran columnas compuestas por soldados que cubrían la retirada. Ellos no tuvieron mejor suerte que en Maribor.

            Es importante dejar en claro que las autoridades británicas se rehusaron a tener contacto con los representantes del gobierno Croata, salvo en Bleiburg. Y en Bleiburg exigieron la rendición incondicional.

            Esta rendición incondicional marcó el comienzo de la masacre. Los croatas, con pasmosa ingenuidad, entregaron sus armas al VIII ejército británico (al mando del teniente general Richard McCreery), subordinado al comando aliado para el Mediterráneo con sede en Caserta (Italia), a cuyo frente estaba el mariscal del campo Alexander[13].

            Esta rendición afectó también a los restos del ejercito que como ya vimos se encontraban por Austria y Eslovenia. Muchos se rindieron y cuando continuaron su camino hacia los campos de refugiados, fueron interceptados por los partisanos quienes comenzaron a barrer con el fuego de ametralladoras y a darle forma a su concienzuda liquidación de todo lo que representara el Estado Independiente Croata.

            Al informarse de los comienzos de las matanzas, muchos de los oficiales y representantes croatas que habían parlamentado con los ingleses se suicidaron, otros no entregaron las armas y volvieron a Croacia a seguir dando batalla en forma de guerrilla. Algunos de estas unidades se conocieron como los Križari o "Cruzados", que huyeron a las montañas y pelearon en esporádicas acciones hasta 1948 [14].

            Ante esta situación límite algunos se las ingeniaron para volver a los bosques y cruzar los Álpes llegando a Italia. Pero a la gran mayoría de los que se encontraban en Bleiburg, les esperaba lo peor.

            Acusados de “traidores”, por no haber luchado por Yugoslavia, las fosas comunes de Bleiburg, comenzaron a ser pobladas por los funcionarios gubernamentales. Desde autoridades de alto rango hasta los jefes de correo, todo militar con uniforme ustaša, (solo se salvaron algunos “Domobrani”), todo aquel relacionado con el movimiento Ustaša fue declarado culpable de “crímenes contra el pueblo” y eliminado en fosas comunes o en campos de detención.

Los civiles fueron presas de un burdo campeonato de “tiro al pichón”, ya que eran masacrados desde aviones o nichos de ametralladoras. Mientras tanto ingleses y norteamericanos miraban para otro lado. Europa se horrorizó con la masacre de “Katyn”, donde cinco mil oficiales polacos fueron muertos por las fuerzas de Stalin. Entonces ¿cómo podemos encuadrar o definir la matanza de más de doscientos mil croatas[15] (cifra mínima según los historiadores) en Bleiburg?

Otro de los acontecimientos trágicos de Bleiburg fueron las denominadas “Marchas de la Muerte”. Eran columnas de los que habían tenido la “suerte” de sobrevivir a los fusilamientos y las masacres en masa de Bleiburg. Columnas con varios miles de “fantasmas”.

Hombres que eran una sombra de lo que fueron, mujeres en cuya mirada quedaba claro que lo habían visto todo, con hambre, sed y con una tristeza sin parangón, volvían a Croacia, cruzando por Zagreb y dirigiéndose a campos de detención en Serbia o Montenegro.

Quien era débil y quedaba rezagado lo fusilaban. Quien era fuerte y resistía también. Todos los habitantes de Croacia tenían que verlos desfilar para que aprendieran la lección. Columnas de entre diez y veinte mil hombres, luego de recorrer setecientos kilómetros, quedaban reducidas a dos o tres mil y en algunos casos menos, cuando la distancia se extendía a mil kilómetros. El hambre y la sed causaban estragos. Morían los que no bebían agua y quienes la probaban luego de prolongadas jornadas sin beberla.

Todos eran exigidos al máximo de sus fuerzas, mientras los partisanos a caballo daban rienda suelta a su sadismo haciéndolos marchar cerca de vertientes cuando sabían de su sed.

Sobre Bleiburg hay miles de anécdotas que servirían para ilustrar esta tragedia, pero no es de mi interés seguir ahondando en el tema.

Quiero más bien referirme a la pregunta ¿que fue de los croatas cuando terminó la guerra?

 Todos sabemos que el ser humano es capaz de proezas increíbles en los momentos límites, y los croatas no fueron la excepción. Escapando de las balas de Bleiburg, cruzando montes, ríos, mares, como civiles, como refugiados, usando mil tretas y agudizando el ingenio hasta más no poder. Muchos ya se encontraban en Austria o Italia semanas antes del fin de la guerra, otros no se rindieron en Bleiburg y se internaron en los bosques para poder cruzar la frontera de contrabando y muchos trataron de quedarse en Croacia, hasta que las persecuciones de las fuerzas partisanas y el terror de estado impuesto por Tito al final de la guerra los empujó a emigrar de mil formas. La mayoría de ellos, los que pudieron escapar se desperdigaron por Europa en los campos de refugiados siendo el más importante el de “Campo Fermo” en Italia del cual hablaré en el siguiente capítulo.

Y llegamos al punto, que define el sentido a este capítulo; es decir, el proceso que podríamos ubicarlo, en su comienzo con el asesinato de Radić, o quizás antes, con la conformación del “Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos”, que tuvo su desencadenante en el Estado Independiente Croata y su fin en Bleiburg, dio como resultado un gran número de croatas exiliados; a los cuales se los define como la “Inmigración Política”.

Todo aquel que no estaba a favor del nuevo régimen comunista impuesto en Croacia desde 1945, estaba en contra. Al gran número de croatas que lograron escapar al finalizar la guerra, se les iban sumando todos los que, en pequeños grupos, lograban cruzar la frontera porque ya habían visto una muestra de lo que sería para ellos la “Nueva Yugoslavia”.

La causa de expulsión de estos croata, queda claro, no era ni el hambre ni las magras cosechas, como tampoco asegurar el futuro económico de sus descendientes. La causa de expulsión era de corte “ideológico” o “político”. Por esto las características del inmigrante cambiaron. Ya no eran campesinos, obreros, albañiles, etc. Ya no eran personas que muy jóvenes emigraban, con la idea de que su fuerza de trabajo o la capacidad de su oficio le brindaría la oportunidad de obtener un trabajo y un porvenir venturoso que en su patria de origen no avizoraban.

La inmigración de la Segunda Pos Guerra, al ser de características ideológicas, tuvo un espectro mucho más amplio. En definitiva era toda una sociedad que emigraba. Entre ellos había abogados, médicos, ingenieros, profesores universitarios, maestros, artistas, comerciantes, escritores, poetas, pintores, sacerdotes (especialmente perseguidos por el nuevo régimen), políticos, militares y por supuesto, también campesinos, albañiles y gente común que ponían su vida en peligro si permanecían en Croacia.

Esta inmigración poseerá en conjunto un nivel intelectual mucho más elevado al de la inmigración de los años ’20. Además, el fin de la guerra que los obligó a exiliarse, los tomó a la mitad de sus vidas. Si en la “inmigración económica”, emigraban jóvenes en la “política”, emigraron abuelos, hijos y nietos, pero en general emigraron hombres maduros, la mayoría mayores de treinta años, siendo común los hombres y mujeres que llegaron a la Argentina con cuarenta años y tuvieron que rehacer sus vidas.

Según estudios[16], habrian aribado a la Argentina, algo menos de cinco mil croatas en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

 Esta inmigración se caracteriza también por los hombres que siendo soldados o que no pudiendo volver a buscar sus familias porque sus pueblos estaban ocupados, lograron escapar y llegaron solos a una nueva patria. Allí tuvieron que trabajar, y luego con ayuda de instituciones como la Cruz Roja, pudieron informar a sus familias en primer lugar que estaban vivos y después pagarles el pasaje y así reencontrarse.

Esta inmigración se desperdigó por el mundo y lo sembró de instituciones croatas, ya sean culturales, deportivas, folklóricas, etc. Y esta inmigración es, por lo vivido, la que más disfruta la actual independencia de la República de Croacia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

In Memoriam

A mi padre muerto en la guerra y a todos los padres que dieron sus vidas por la libertad de Croacia.

 

 


Domovino, majko draga

sin se opet tebi vraċa

Nakom mnogo desertjeċa,

Iz tuđine nosi cvijeċe

Na grob oca, tvog junaka.

 

Neznam točno gdje je pao

Boreći se zate hrabro

Il u šumi, il u dolu,

Il u kojem kamen gorju

on je zate život dao.

 

Majka mi je uvenula

U tuđinu plačeć njega

Uvijek me je govorila:

“Ponosam mi sinko budi

ti si loza vitezova.

 

 

Sada kad se tebi vraćam

Duša mi se tugom puni,

Suza mi kroz lice pada

Pomisleći na junake

Što su zate život dali.

 

Oče mili, oče dragi

Neće više dušman proći,

Na tvom grobu sin se kune,

“Nikad hrvat na hrvate

Neće u rat više poći”.

 

Pokoj vječni nek mu bude

Svijetlost vječna nek mu svijetli

Grob uz svoje hrabre borce

Blagoslovi, Ti mu Bože,

Hrvatskom ga ružom kiti.

 

 

Ante Sudar.

Córdoba -Argentina

 

 

Patria , madre amada,

Tu hijo de nuevo regresa

Después de muchas décadas pasadas

Del extranjero trae flores

A la tumba de su padre, tu héroe croata.

 

No sé dónde murió

Luchando por ti con valentía,

Si en el bosque o en el valle

O sobre alguna piedra en la montaña

Él por ti la vida ofrendaría.

 

Mi madre se marchitaba

En las lejanas tierras, por él lloraba,

Y siempre me lo recordaba:

“Sé orgulloso hijo mío

tu linaje es de heróica hidalguía”.

 

Ahora, cuando a ti regreso, patria mía,

El alma se me llena de tristeza,

Y una lágrima por el rostro se desliza

Pensando en los croatas

Que por ti la vida perderían

 

Padre adorado, padre amado,

El enemigo no triunfará más.

En tu tumba tu hijo jura,

“El croata al croata

no combatirá jamás”.

 

Que tenga el descanso eterno

Que la luz eterna lo ilumine;

Bendice, Dios, su tumba

Junto con sus valientes luchadores,

Y te ruego que con la rosa croata la adornes.

 

Traducción: Ante Sprljan

 

 

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Historia de la inmigración croata en Córdoba

Cristian Sprljan, Córdoba, febrero de 2002 - csprljan@yahoo.com

 



[1] “Croacia y su destino”. Edición especial de la revista “Studia Croatica”. Patrocinada por el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura. Buenos Aires. 1977.

[2] “Tito habla”. Vladimir Dedijer. Belgrado.1952.

[3] “Dr. Vladko Maček” Angel Belić. Studia Croatica. Año V. Nº 14-15. Buenos Aires. 1964.

[4] “Croacia y su destino”. Edición especial de la revista “Studia Croatica”. Patrocinada por el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura. Buenos Aires. 1977.

 

[5] Recordar a los banes y virreyes del Capítulo “Historia de la Nación Croata”.

[6] “Dr. Vladko Maček” Angel Belić. Studia Croatica. Año V. Nº 14-15. Buenos Aires. 1964.

[7] “El Panserbismo, Cancer Yugoslavo”. Christophe Dobleau. Lyon, Francia. Studia Croatica. Año XXXII. Nº 120.Buenos Aires. Enero – Junio de 1991.

[8] “Croacia y los croatas. En defensa del Derecho y de la legalidad”. Dr. Esteban Hefer. Serie Nº 4. Buenos Aires. 1957.

[9] Ver Capítulo. “Historia de la Nación Croata”.

[10] “Croacia: Mito y realidad” C. Mac Adams. Studia Croatica. Nº 129. Año XXXV. Buenos Aires. 1995.

[11] “Croacia: Mito y realidad” C. Mac Adams. Studia Croatica. Nº 129. Año XXXV. Buenos Aires. 1995.

[12] “La tragedia de Bleiburg”. Studia Croatica. Edición Especial. Buenos Aires. 1963.

[13] “La tragedia de Bleiburg”. Studia Croatica. Edición Especial. Buenos Aires. 1963.

[14] “Croacia: Mito y realidad” C. Mac Adams. Studia Croatica. Nº 129. Año XXXV. Buenos Aires. 1995.

[15] “La tragedia de Bleiburg”. Studia Croatica. Edición Especial. Buenos Aires. 1963.

[16] “Hrvati u Argentini. U njihov doprinost hrvatskoj kulturi”. Marko Sinovčić. Buenos Aires 1991.