Las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) y los adolescentes. Algunos datos.
Llarela Berríos,María Rosa Buxarrais
Este artículo ofrece un estudio de la relación
que las y los adolescentes establecen con las TIC. Estas tecnologías
expanden las posibilidades de la comunicación, generan
nuevas culturas y posibilitan el desarrollo de nuevas habilidades
y formas de construcción del conocimiento. Es necesario
conocer y comprender en profundidad el uso que realizan de
estas tecnologías, cómo las utilizan y para
qué, y con qué frecuencia lo hacen y qué
importancia tienen en su vida cotidiana. También es
interesante conocer como estas tecnologías mediatizan
sus relaciones interpersonales con sus pares y adultos (padres,
madres, profesorado etcétera.).
Actualmente el uso de las tecnologías de la información
y la comunicación constituye un objeto de preocupación,
debate y reflexión para muchos autores, tanto a nivel
nacional como internacional. Pero dicha preocupación
aún no se ha traducido en un intento sistemático
y organizado de realizar actividades(1) pertinentes en favor
de un uso adecuado de las tecnologías por parte de
la adolescencia.
Así pues, uno de los retos más importantes
de los profesionales de la educación debe centrarse,
sin lugar a dudas, en el estudio de la relación que
las y los adolescentes establecen con las TIC. Estas tecnologías
expanden las posibilidades de la comunicación, generan
nuevas culturas y posibilitan el desarrollo de nuevas habilidades
y formas de construcción del conocimiento.
Es necesario conocer y comprender en profundidad el uso que
realizan de estas tecnologías, cómo las utilizan,
para qué y con qué frecuencia lo hacen, así
como la importancia que tienen en su vida cotidiana. También
es interesante conocer como estás tecnologías
mediatizan sus relaciones interpersonales con sus pares y
adultos (padres, madres, profesorado etcétera.).
En los últimos años han aparecido diversas
investigaciones(2) que abordan el tema del uso de las de las
tecnologías de la información y la comunicación
en las y los adolescentes.
Sociedad de la información y del conocimiento
El conjunto de cambios económicos, políticos,
sociales y culturales responde a diversos factores, entre
los cuales, cobra mayor importancia el papel relevante del
conocimiento. La denominación de la sociedad actual
como «sociedad del conocimiento» o «sociedad
de la información» ha ganado muchos adeptos entre
los autores que se dedican a análisis prospectivos
sociales. Al respecto, Giddens (1997) en Tedesco (2003), conceptualizó
este papel del conocimiento a través de la categoría
de «reflexividad» que, según sus análisis,
es el rasgo central de la sociedad actual. El proceso de modernización
de la sociedad, sostiene Giddens, «ha ampliado los ámbitos
de reflexión hacia áreas tradicionalmente reguladas
por la tradición»(3).
Nos parece oportuno señalar que a través de
la categoría de la reflexión, en el conocimiento
se quiere conseguir enseñar a pensar bien, a pensar
mejor, con la idea de formar a un ser más humano. Partimos
del supuesto de que las personas capaces de reflexionar, comprenden
mejor la realidad y son capaces de actuar de manera más
responsable y consciente en su entorno. Esto es lo que se
pretende conseguir en la sociedad del conocimiento.
Por otra parte, en las últimas décadas se ha
producido un vertiginoso cambio científico-tecnológico,
que ha dado lugar a la sociedad de la información.
La aparición a mediados de los años 90 de las
llamadas nuevas tecnologías entre las que se incluyen
el ordenador, el teléfono móvil e Internet,
ha producido una verdadera revolución social; principalmente,
porque nos ofrecen posibilidades de comunicación e
información con el mundo y posibilitan el desarrollo
de nuevas habilidades y formas de construcción del
conocimiento que anteriormente eran desconocidas y que además
nos plantean nuevos desafíos sociales que debemos asumir
de forma responsable.
Dentro del contexto social, la adolescencia mantiene una
estrecha relación con las tecnologías de la
información y la comunicación debido a que se
han convertido en una poderosa herramienta que les facilita
información , comunicación y potencia el desarrollo
de habilidades y nuevas formas de construcción del
conocimiento. En otras palabras la adolescencia de hoy, practica
nuevas formas de construir una cultura digital.
Las TIC como el ordenador, Internet y el teléfono
móvil, han propiciado acelerados e innovadores cambios
en nuestra sociedad, principalmente, porque poseen un carácter
de interactividad. Las personas, a través de su uso,
pueden interactuar con otras personas o medios mientras nos
ofrecen posibilidades que anteriormente eran desconocidas.
La cultura de la interacción
El carácter de interactividad de las TIC ha favorecido
una nueva forma de cultura que autores tales como Tapscott
(1997), Naval, Sábada, Bringué y Pérez
Alonso-Geta (2003) y Gil, Feliú, Rivero y Gil (2003),
entre otros, la han denominado «cultura de la interacción».
Tapscott (1997:51) conceptualizó la cultura de la
interacción refiriéndose a «la nueva cultura».
En el sentido más amplio la define como
los patrones socialmente transmitidos compartidos de comportamiento
y formas sociales (…), ya que tienen sus raíces
en la experiencia de ser joven y (…) en el hecho de
formar parte de la generación más numerosa
que ha existido (…).
De esta afirmación se desprende que la cultura de
la interacción se manifiesta a través del uso
de las TIC, principalmente en la población joven, quien
construye nuevas formas de interacción mediante estas
tecnologías. Chicas y chicos han incorporado a la vida
cotidiana el uso de las TIC, como una herramienta de interacción,
de socialización, de trabajo, de diversión etc.,
dentro de su contexto social y educativo.
El carácter de interactividad que poseen las TIC rompe
el modelo lineal de comunicación, ya que los usuarios
no sólo consumen el contenido de los medios, sino que
lo comparten con otros, lo reproducen, lo redistribuyen, y
lo comentan (Koerner y otros, 2002).
En el caso de la adolescencia se puede considerar que el
contenido de las TIC se convierte en elemento de interacción
y socialización, principalmente con sus pares, debido
a que comparten aficiones por determinadas actividades (música,
moda, cine, deportes entre otros). Además, les permite
intercambiar información como por ejemplo: páginas
Web de interés, trucos para pasar etapas en
los videojuegos etcétera.
Se puede decir que la cultura de la interacción tiene
un doble sentido. Por un lado, puede verse a la interacción
como un elemento socializador, no dependiente de la tecnología
y configurador de las relaciones sociales; por otro, como
un elemento relacionado con la tecnología, a la que
la adolescencia tiene acceso y se encuentran muy familiarizados.
Adolescencia y TIC
La tendencia a usar las TIC se da en todas las edades. Sin
embargo, en la adolescencia es donde se aprecia un mayor incremento,
debido a que las han incorporado de manera habitual en su
vida, utilizándolas como herramientas de interacción,
información, comunicación y conocimiento.
En los últimos años, se han realizado algunas
investigaciones en España que nos ofrecen datos de
interés. El nivel de conexión a Internet en
la adolescencia es muy elevado, por ejemplo, Castells y Díaz
(2001) en Naval, Sádaba y Bringué (2003), obtienen
que un 73,9% de los jóvenes de Barcelona entre 15 y
19 años son usuarios de Internet y se conectan aproximadamente
unos cinco días a la semana, pasan en total unas 7
horas de media conectados semanalmente, y dedican sus horas
de navegación principalmente a utilizar los servicios
mensajería instantánea MSN y Chat con
un 82%, jugar online 62% y utilizar el correo electrónico
el 55%. Mientras que el estudio de Naval, Sádaba y
Bringué (2003) indica que un 55,9% de las y los adolescentes
navarros utiliza Internet y un 75,7% posee un ordenador personal.
Las investigaciones de Amorós, Buxarrais y Casas (2002)
y Naval, Sádaba y Bringué (2003) coinciden en
señalar que alrededor de un 80% de los jóvenes
de 12 a 19 años tanto de Barcelona como de Navarra
tiene teléfono móvil. Además, el estudio
de Naval, Sádaba y Bringué (2003) otorga datos
relacionados con las actividades que realizan las y los adolescentes
entre 15 y 19 años con el móvil: el 90,2% lo
emplea para enviar mensajes cortos de texto y un 75,7% lo
utiliza para llamar a la familia y a sus amigos y amigas.
Amorós, Buxarrais y Casas (2002) aportan datos sobre
las horas semanales que la adolescencia de 12 a 16 años
utilizan las tecnologías. Según los resultados
las más utilizada son: el teléfono móvil,
un 71,8% de las y los adolescentes lo utilizan menos de 10
horas y un 13,4% más de 30 horas; el ordenador un 74,2%
de las y los adolescentes lo utilizan menos de 5 horas semanales
y un 14,2% entre 6 y 10 horas a la semana mientras que el
86,3% de la adolescencia utilizan Internet menos de 5 horas
y entre 6 y 10 horas semanales.
El mismo estudio nos aporta datos sobre el uso de las tecnologías
y su evaluación. En relación al ordenador, es
utilizado por el 92,2% de las y los adolescentes, y se aprecia
que la actividad más realizada es escuchar música,
seguido por el procesador de texto y la jugar con videojuegos.
La actividad que menos se realiza es la de componer música
y las actividades que nunca realizan son las de dibujar, pintar
y diseñar. Respecto a Internet, un 65,7% afirma tener
acceso a Internet, la actividad más realizada es la
de navegar y la segunda es chatear, la tercer actividad más
realizada es buscar información concreta, seguida por
el uso del correo electrónico.
Es probable que en este último año las cifras
ya sean más elevadas. Los datos pues, nos indican que
el uso de las tecnologías de la información
y la comunicación se ha extendido en gran medida en
la población adolescente.
Las TIC se pueden analizar y clasificar en distintitos tipos.
Desde nuestra perspectiva consideramos tres tipos de uso esenciales
en la adolescencia: 1) Lúdico y de Ocio(4), 2) Comunicación
e Información(5), 3) Educativo(6).
En este sentido, del estudio de Gil y otros (2003) se desprende
que se puede unir la actividad del videojuego con el aprendizaje.
Mediante los videojuegos los y las adolescentes construyen
conocimientos útiles, que les llevan a conseguir una
solvencia informática.
La investigación de Albero (2002) nos aporta un dato
relevante sobre el uso que la adolescencia hace de Internet.
Los jóvenes consideran a la red un importante medio
de comunicación, pero únicamente para hacerlo
con sus amigos y amigas. El uso del Chat y Messenger
son actividades regulares que se practican a diario. Sobre
este aspecto, el estudio de Naval, Sádaba y Bringué
(2003) corrobora lo señalado anteriormente; las y los
adolescentes dicen utilizar el ordenador e Internet principalmente
para: jugar y chatear con sus amigos y amigas, bajar música
y películas. Un uso secundario es sacar apuntes, escribir
trabajos y buscar información. Por otro lado, la investigación
de Amorós, Buxarrais y Casas (2002) señala que
el principal uso que hacen del teléfono móvil
es jugar y enviar mensajes cortos a sus amigas y amigos.
Este último estudio arroja, además, resultados
sobre la relación entre el uso académico y escolar
de las TIC y la familia. En ellos, se señalan aspectos
como:
- El grado de implicación de la familia.
- La frecuencia de la participación familiar, en
los deberes escolares de las y los adolescentes.
- El grado de uso de las TIC por parte de padres y madres.
- El valor que otorgan padres y madres al uso de ordenadores
e Internet, como acto de aprendizaje escolar.
En este sentido, debe considerarse que el acceso a las TIC
por parte de madres y padres aún es limitado, ya que
se encuentran escasamente familiarizados con esta tecnología.
Generalmente delegan la responsabilidad de enseñar
a las y los adolescentes, la formación el uso y aprovechamiento
de las TIC a los centros educativos.
La población adolescente utiliza las tecnologías
de la información y la comunicación principalmente
para actividades de ocio, entretenimiento y de relación
con sus pares. Este uso de las TIC pone en manifiesto la gran
flexibilidad que presentan estas tecnologías para transformarse
y adquirir las dimensiones que las y los usuarios les quieran
dar.
Género y uso de las TIC
En estos estudios, un aspecto necesario a destacar es la
diferencia del uso de las TIC que pueda existir por parte
de chicas y chicos. Desde las primeras edades se identifican
diferencias de género en el uso de las TIC. Chicas
y chicos prefieren medios y elementos diferentes.
Para los chicos, el atractivo principal corresponde al ocio
lúdico, principalmente los videojuegos, mientras que
para las chicas, el atractivo principal se centra en el ocio
comunicativo a través de conversaciones con el móvil
o en línea (Chat, Messenger y correo
electrónico). También las chicas suelen utilizar
más Internet para las actividades académicas
(Amorós, Buxarrais y Casas, 2002).
Las diferencias de género no son producidas por una
diferencia de capacidades. Al parecer, se podría tratar
de preferencias basadas en la socialización.
Un aspecto importante a resaltar es que las chicas utilizan
las TIC en edad más tardía que los chicos. Quizás,
esto se deba al hecho de que las ofertas de las TIC son notoriamente
masculinas. Al respecto Gil y otros (2003) señalan
que en los cibercafés usualmente se pueden encontrar
con niños de 7 a 9 años, mientras que es difícil
encontrar niñas de esa edad. Las chicas suelen establecer
relación con las TIC a partir de los 12 o 13
años cuando comienzan a encontrar interesantes las
relaciones sociales especialmente con el sexo opuesto. Es
a partir de entonces cuando empiezan a familiarizarse con
el Chat, el Messenger y el teléfono móvil.
Interacción entre iguales y TIC
No cabe duda que acceder a las TIC puede satisfacer necesidades
tanto de tipo individual como social. Se sabe que estas tecnologías
le aportan a las y los adolescentes nuevos contextos de relación
social, además de la interacción personal.
Un aspecto de especial interés ha sido estudiar como
influye el uso de las TIC en las relaciones sociales de las
y los adolescentes con sus pares. Debemos considerar que este
tipo de interacción se produce con mayor frecuencia
cuando el uso de estas tecnologías se relaciona con
actividades de ocio.
Al respecto, la investigación de Gil y otros (2003)
sobre el uso de Internet por los chicos y chicas en los cibercafés
durante el ocio se convierte en una práctica relacional,
cuyas ventajas se extienden en dirección a la socialización
del conocimiento, debido a que en estos encuentros las y los
adolescentes adquieren y perfeccionan su dominio de las TIC.
Las TIC propician nuevos espacios y oportunidades de cooperación
y participación, los que conlleva a un aprendizaje
cooperativo. El estudio de Gil y otros (2003) realizada
sobre este aspecto, confirma el potencial de las TIC para
mejorar la convivencia y el trabajo en equipo durante la adolescencia.
Junto a sus amigos y amigas, las y los adolescentes, comparten
instantes de navegación y juegos. Sin embargo, según
Naval, Sádaba y Bringué (2003), debemos
tener en cuenta que esta tendencia es mayor en adolescentes
que mantienen una estrecha relación social con sus
pares dentro y fuera de la escuela. Este último aspecto
demuestra que la incidencia de las TIC en sus relaciones es
con frecuencia un reflejo de las actividades que realizan
en su vida social.
Comunicación en la vida familiar
Es indiscutible que las TIC son una poderosa herramienta
que facilita la información y la comunicación,
con posibilidades desconocidas anteriormente. Las aceleradas
transformaciones tecnológicas juegan un papel decisivo
en el ámbito social.
La familia no queda ajena a estas transformaciones, muchos
progenitores tienen una sensación de vértigo,
desconocimiento, impotencia e incertidumbre en su vida cotidiana.
Regular y conocer el uso de las TIC es una experiencia a
la que se enfrentan los miembros de las familias, que repercute
en las relaciones familiares y en el papel que cada uno desempeña
en la misma.
Las TIC satisfacen diversas necesidades dentro de las familias,
por ejemplo navegar por Internet o dedicar tiempo de ocio
a los videojuegos. Desde esta perspectiva, el hogar se configura
como un espacio donde las y los adolescentes acceden a las
TIC y también adquieren, por interacción con
sus progenitores y hermanos(as), pautas y criterios sobre
su uso.
Existen significativas expectativas de los padres y madres
respecto al uso de las TIC por parte de los hijos e hijas.
El estudio de Amorós, Buxarrais y Casas (2002) demuestra
que el motivo principal de los padres y madres cuando compran
un ordenador o deciden conectarse a Internet, es por el beneficio
educativo de sus hijos e hijas.
Esto se avala con un estudio reciente de Naval, Sádaba
y Bringué (2003). En el ámbito del aprendizaje
escolar, el motivo principal que dan los jóvenes a
sus padres para tener ordenador e Internet es la utilidad
que tiene para el estudio. Sin embargo, el uso principal está
vinculado al ocio y los padres lo saben.
En este estudio padres y madres afirman que los ordenadores
e Internet son una herramienta útil para los estudios
de sus hijos, pero ven que sus hijos e hijas no aprovechan
dichas ventajas y lo utilizan más - o únicamente„Ÿ
como ocio. Creen que «Internet les hace los trabajos
y ellos realmente no aprenden».
Un aspecto que influye de manera negativa en la visión
de la familia, respecto al uso del teléfono móvil,
es la terminología utilizada en los mensajes, el lenguaje
SMS lleva abreviaturas, que aumentan el número de faltas
ortográficas.
En este aspecto, las expectativas de padres y madres respecto
al beneficio que pueden obtener sus hijos e hijas de las TIC,
es un elemento que predice altamente las pautas de consumo
de las y los adolescentes.
En la familia se pueden dar diferentes tipos de relaciones,
de acuerdo al medio que se utilice. Por ejemplo, la televisión,
los videos y las películas implican instancias de uso
común, en donde se promueve la relación entre
los miembros de la familia. Mientras que en el caso de las
TIC „Ÿya sea el ordenador, Internet o el teléfono
móvil, entre otros„Ÿ por lo general el uso
es individual.
El estudio de Amorós, Buxarrais y Casas (2002) y el
de Naval, Sádaba y Bringué (2003) señalan
que, aunque los adultos estén aún poco familiarizados
con las TIC, esto puede tener efectos positivos en las y los
adolescentes. Gracias a la estrecha relación que los
jóvenes mantienen con las TIC, pueden convertirse,
muchas veces, en «expertos» en el interior de sus
familias. Ellos son los que realizan el mantenimiento técnico
de ordenadores y teléfonos móviles. También
pueden orientar a los demás miembros de la familia
respecto al uso y las posibilidades que les ofrecen estas
tecnologías.
Podemos apreciar que esta aparente desventaja tecnológica
de los progenitores respecto a sus hijas e hijos puede tener
un efecto negativo, ya que lleva a que los progenitores se
inhiban por su propio desconocimiento. Por otro lado, tiene
un efecto positivo, debido a que se convierte en un elemento
que puede aumentar la colaboración y la comunicación
entre la familia y adolescentes.
Ventajas y oportunidades y posibles riesgos de las TIC
Las TIC otorgan múltiples oportunidades y beneficios;
por ejemplo favorecen las relaciones sociales, el aprendizaje
cooperativo, desarrollo de nuevas habilidades, nuevas formas
de construcción del conocimiento, y el desarrollo de
las capacidades de creatividad, comunicación y razonamiento
(Castells, 2001)
En el ámbito familiar, al reconocer la ventaja tecnológica
que tiene la adolescencia, sobre los adultos, se abre un nuevo
espacio de participación en la familia. Así
las TIC, lejos de convertirse en un elemento de aislamiento,
bien utilizadas podrían ser un canal de comunicación
entre los miembros del hogar.
Ante esta postura favorable del uso de las TIC por las y
los adolescentes, existe una postura opuesta, la cual indica
los posibles problemas que puede causar el uso inadecuado
de las TIC. Autores como Kraut y otros (1998) en Naval,
Sádaba y Bringué (2003), advierten que pueden
producir aislamiento o agudizar fenómenos como la soledad
y la depresión; mientras que Gil y otros
(2003) menciona cuatro aspectos que pueden tener efectos
negativos: adicción, aislamiento, contenidos perversos
y violencia. Por otro lado, Naval, Sádaba y Bringué
(2003) señalan tres efectos negativos: pérdida
de la privacidad, fomento del consumo y adicción. Por
su parte, Castells (2001) señala la identidad en los
entornos virtuales. Finalmente, Amorós, Buxarrais y
Casas (2002), indican como riesgo el fomento del consumo).
Uno de los principales motivos de preocupación, tanto
para los educadores como para la familia, respecto a las relaciones
que mantienen las y los adolescentes con las TIC, es la posibilidad
de que aparezcan comportamientos adictivos que pueden trastornar
el desarrollo personal y social en las y los adolescentes.
Los medios de comunicación son los primeros en enfatizar
estos casos que, aunque existen, no se pueden generalizar.
Al respecto Adès y Lejoyeux (2003: 95) señalan
a las TIC como una nueva adicción y advierten sobre
el uso de Internet:
No se ha visto jamás que un progreso tecnológico
produzca tan de prisa una patología. A juzgar por
el volumen de las publicaciones médicas que se le
consagran, la adicción a Internet es un asunto serio
y, para algunos, temible.
El riesgo está en responsabilizar con antelación
a las TIC de una capacidad de producir adicción sin
relacionarla de manera directa con la madurez personal y el
carácter del usuario.
En el estudio de Gil y otros (2003) se pone de manifiesto
que tanto las y los adolescentes como sus familias son conscientes
de que el riesgo existe, pero también consideran que
hay personas que son más propensas que otras, al igual
que lo son para generar otro tipo de adicciones. Por lo cual,
es recomendable hablar de un uso inadecuado e inmoderado de
las TIC más que de una adicción generalizada.
Según Adès y Lejoyeux (2003) existen dos elementos
esenciales de los trastornos adictivos: la falta de control
y la dependencia. Por falta de control se entiende:
(…) que la persona pierde el mando sobre la actividad
y sigue con ella a pesar de las consecuencias negativas
que supone (aislamiento, problemas de salud, pérdida
amigas y amigos).
Mientras que cuando se habla de dependencia:
(…) se puede hacer referencia sobre un deseo moderado
o sobre una obsesión intensa, debido a la cual se
puede llegar a la abstinencia si no se practica. Esto va
asociado con la falta de interés por otro tipo de
actividades que anteriormente parecían placenteras.
Se puede decir que lo que define la conducta adictiva no
es la frecuencia con que ésta se realiza, sino que
es la pérdida de control de la persona, así
como el establecimiento de una relación de dependencia.
En el estudio de Lara y Naval (2001) existe un acuerdo general
entre los participantes del estudio, el cual señala
a Internet como la tecnología más propensa a
generar conductas adictivas. Aunque las y los jóvenes
reconocían que para ellos el móvil era absolutamente
necesario y, en ocasiones lo compran como una droga, Internet
se menciona como más peligrosa, porque favorece un
uso más individual. Respecto a esto, Greenfield (1999)
en Adès y Lejoyeux (2003), propone siete signos para
detectar la adicción a Internet:
- Pasa varias horas conectado, descuidando aspectos importantes
de su vida.
- Sus amigos y sus allegados piensan que tiene problemas
con la utilización de Internet.
- Ser joven (cuanto más joven, más riesgo
hay de ser dependiente de Internet).
- La utilización de Internet provoca graves consecuencias
negativas.
- Usted ve su dependencia de Internet como una actividad
intensa y tímida.
- Mantiene en secreto el tiempo que pasa conectado.
- No puede pasar un día sin el ordenador y sin conectarse
a Internet.
En muchos casos que han estudiado la adicción a Internet
en profundidad, la asocian sobre todo a un uso determinado,
como los juegos online o el sexo virtual.
El teléfono móvil también puede crear
adicción y dependencia, así lo demuestra el
estudio de Naval, Sádaba y Bringué (2003), en
el cual se desprende que los jóvenes son conscientes
que realizan un uso desmedido del móvil y reconocen
su adicción y dependencia al móvil por este
medio. El Instituto Superior de Estudios Psicológicos
(ISEP) define el perfil del joven adicto al móvil con
tres rasgos básicos:
- Son Adolescentes entre los 12 y 18 años.
- Predominantemente varones y de clase media.
- Tienen poca comunicación con la familia.
A su vez, indican que esta adicción provoca absentismo
escolar y ciertas conductas como no respetar los horarios,
chatear a todas horas y dejar de relacionarse con sus iguales.
Definen esta adicción de la siguiente manera: «El
uso del móvil se convierte en adicción cuando
pasa a ser una conducta repetitiva que resulta placentera
y genera una pérdida de control en el sujeto»(7).
La adicción puede ocurrir con el uso de cualquier
otra tecnología, por eso las TIC han pasado a formar
parte de las llamadas «adicciones sin drogas». Hay
que destacar, que la mayoría de las investigaciones
realizadas sobre las adicciones en la adolescencia, respecto
al uso de las tecnologías, se refieren principalmente
a la televisión.
Un aspecto relacionado con la adicción es el aislamiento.
Con frecuencia, los medios de comunicación informan
sobre este efecto, producido el uso de las TIC, principalmente
en los y las adolescentes. Nos entregan la imagen del joven
solo, encerrado en su habitación y rehuyendo de cualquier
compromiso social para sentarse y conectarse por muchas horas
en su ordenador. El aislamiento es un riesgo que obedece al
grado de dependencia que tenga cada adolescente.
Sin embargo, el estudio de Gil y otros (2003) entrega
una visión muy distinta. Según estos autores,
los jóvenes no utilizan las tecnologías para
aislarse sino que las usan como una herramienta fundamental
para relacionarse.
En espacios de ocio como los cibercafés, no se aprecia
a las y los adolescentes aislados por la tecnología.
Por el contrario, se relacionan con sus amigos y amigas, se
enseñan trucos para pasar a la fase siguiente del videojuego,
chatean y comentan las jugadas.
La investigación de Amorós, Buxarrais y Casas
(2002) avala el estudio anterior, ya que señala
que las y los adolescentes utilizan las TIC desde sus hogares
y lo hacen preferentemente para comunicarse con sus amigas
y amigos. Lógicamente este uso es individual y con
un fin específico, pero esto esta muy lejos, de la
imagen de aislamiento que se tiene de las y los adolescentes
frente a las tecnologías.
Los medios de comunicación publican noticias en las
que se enfatiza sobre esta conducta como posible riesgo para
la adolescencia. Sin duda, estos hechos existen y son dolorosos,
pero de ninguna manera se puede hacer de ellos una patología
generalizada; aunque es importante conocer las circunstancias
en las que ocurren estos hechos para avanzar en el estudio
de sus causas y poder aplicar las medidas de prevención
pertinentes.
Las y los adolescentes son mirados por las empresas como
potenciales clientes. Pese a que su disponibilidad de dinero
es limitada, pueden influir en las decisiones de compra del
hogar. Los progenitores consideran la opinión de los
jóvenes a la hora de realizar compras. Las empresas,
y con ellas la publicidad, son conscientes de esta influencia
que ejercen sobre el consumo del hogar y utilizan estrategias
de persuasión, para realizar una fuerte presión
en el condicionamiento de las compras.
En el caso de las TIC, la presencia de publicidad dirigida
a las y los adolescentes se realiza de forma más implícita
que los medios convencionales, aunque su existencia y efectividad
no se pueden negar. Es fácil acceder a este segmento
de la población a través del teléfono
móvil, páginas web, o correos electrónicos.
Esta situación ha revelado la existencia de dos problemas:
la posibilidad de las empresas de violar, a través
de la comunicación comercial, el derecho a la privacidad;
y la aparición de prácticas publicitarias engañosas.
La población adolescente y su entorno pueden verse
afectados a causa de la posibilidad que ofrecen las TIC de
obtener gran cantidad de información sobre sus usuarios,
sin que sean conscientes de ello (Naval, Sábada y Bringué,
2003). Las estrategias son varias: formularios de apariencia
inofensiva o promociones a través SMS al móvil,
se encuentran entre las más frecuentes. Las empresas
son capaces de traspasar con mucha facilidad la barrera entre
lo público y lo privado, valiéndose de la ingenuidad
de usuarios.
Respecto al segundo problema, la publicidad no está
expresamente diferenciada de otras informaciones en los contenidos
que nos entregan las TIC. En este aspecto es lógico
que, si se estudia por ejemplo la composición de las
páginas web de marcas y productos favoritos
de las y los adolescentes, y la publicidad que les llega a
través del teléfono móvil, es difícil
diferenciar con claridad entre la información y la
persuasión (Naval, Sádaba y Bringué,
2003).
A través del uso de las TIC las relaciones sociales
se amplían, pero también obtienen nuevas características,
que no se dan en el plano real de la comunicación interpersonal
(cara a cara). En este aspecto, la influencia del anonimato
entre los participantes ha sido uno de los elementos más
estudiados en relación con la identidad personal que
las y los adolescentes construyen en los entornos virtuales.
En efecto, las y los adolescentes son personas que se encuentran
en un proceso de descubrimiento de la identidad y experimentación
con la misma, les interesa averiguar quiénes son realmente
o quién les gustaría ser (Castells 2001: 139).
Con ello, se abre un campo interesante para la investigación:
establecer parámetros para comprender la construcción
de la identidad y la experiencia que conlleva.
Ya hemos apreciado cómo en los entornos virtuales
las y los adolescentes pueden mantener relaciones con sus
pares de otras regiones, países y continentes, hablar
diariamente con ellos y sostener una amistad con personas
que quizás jamás conocerán personalmente.
Castells (2001) señala que se debe considerar que
las TIC a través de los juegos de rol, dado que permiten
la construcción de la identidad como base de la interacción
online de las y los adolescentes. Estos también
pueden inventar roles que en la vida real no tienen, gracias
al anonimato que ofrecen las TIC. No obstante, puede conducir
a las y los adolescentes a tener vidas paralelas, una en online
y otra en offline, al construir distintas identidades
que tal vez en algunos casos puede tener efectos perjudiciales.
Al mismo tiempo, también existen beneficios que se
desprenden de la identidad personal que la o el adolescente
pueda construir en los entornos virtuales. Un ejemplo, puede
estar en la investigación de Turkle (1998) en el cual
se describe el caso de una adolescente que tenía graves
problemas de comunicación con su madre. Estos problemas
se debilitaron cuando ella misma asumió el rol de madre
en un Chat. Las reacciones de la supuesta hija virtual
ante sus mensajes hicieron que reflexionara sobre el problema
de una manera que no se habría dado fuera de la red.
Puede existir la posibilidad de que un o una adolescente,
se encuentre mucho mejor con su identidad online, porque
puede abandonar su imagen personal y retraerse hacia el mundo
virtual. Este es un síntoma de la adicción severa
a las TIC.
Es importante señalar como, por ejemplo, Internet
colabora en estas nuevas en estas nuevas experiencias, siendo
un poderoso proveedor de información en cuanto a cantidad,
pero muy cuestionable en cuanto a calidad.
La temática de la violencia ha sido permanentemente
asociada a los videojuegos. El alto índice de violencia
observable en los juegos ha tenido severas críticas.
Mucha de la publicidad de estos videojuegos se ha basado en
el aspecto violento, trasgresor y realista (Balaguer, 2002).
A tal respecto la teoría de Griffith en (Balaguer,
2002) ha señalado que:
la teoría del aprendizaje social postula como hipótesis
que jugar con videojuegos agresivos estimula la conducta
agresiva. Por ejemplo, los niños los imitarán
o de otra forma aprenderán lo que ven en la pantalla.
En directa contradicción con esto, la teoría
de la catarsis afirma que: «el jugar videojuegos agresivos
tiene un efecto de relax al canalizar la agresión latente
y entonces puede tener un efecto un efecto positivo en la
conducta del niño»(8).
TIC en el ámbito educativo
En el ámbito educativo, principalmente en las escuelas,
el uso de las TIC es esencial. Para ahondar en la influencia
de las TIC en este ámbito, tenemos que remitirnos al
estudio Naval, Sádaba y Bringué (2003).
Según los resultados de esta investigación,
las y los jóvenes manifiestan que las TIC influyen
positivamente en su vida escolar si se utilizan para buscar
información. También se observa que una atención
excesiva al teléfono móvil, provoca dispersión
y falta de concentración a la hora de estudiar. En
los estudios vinculados a la adolescencia no reflejan que
Internet sea el causante de fracaso escolar, señalan
que las bajas calificaciones no tienen nada que ver con el
uso de Internet o del teléfono móvil, pero reconocen
que es un factor que podría llegar a influir.
La investigación citada también advierte que
el uso de las TIC por parte del profesorado en la enseñanza
puede tener ventajas e inconvenientes.
El profesorado manifiesta que el uso de las TIC tiene beneficios
muy positivos para la comunidad escolar, su alta implicación
con las TIC ha mejorado su satisfacción personal, el
rendimiento en su trabajo y la relación con el alumnado.
En general, afirman que las TIC constituyen una gran herramienta
para la educación; eso si, es mucho más optimista
el profesorado que está en contacto directo con ellas.
También manifiestan problemas de dispersión
en el alumnado por el uso del móvil y, a veces, dificultad
para que se concentren en el trabajo. Los inconvenientes que
se mencionan sobre el uso del ordenador e Internet son los
siguientes: dispersión, falta de concentración,
dificultad a la hora de reflexionar, también se requiere
más trabajo por parte del profesor para la preparación
de clases, las y los adolescentes pueden perder el tiempo
visitando páginas que no corresponden, o no lo toman
en serio porque les parece que están jugando.
En ocasiones puede ocurrir que el profesorado vea limitada
su enseñanza de las TIC por problemas de infraestructura
en los centros educativos. A esto se suma la poca importancia
que se le asigna a las asignaturas sobre las TIC, debido a
que la preparación del profesorado es superflua y no
se enseñan aspectos elementales que profundicen dichos
contenidos.
Sin embargo, consideran que el uso de las TIC en clases puede
tener las siguientes ventajas: aumenta la motivación,
el ahorro de tiempo y facilidad en la explicación,
hace clases más prácticas y familiariza al alumnado
con ellas, entre otros.
En el ámbito educativo muchos aspectos tienen ventajas
e inconvenientes, los que, sin lugar a duda, son necesarios
para poder avanzar socialmente. Por este motivo, se necesita
un profesorado formado en este ámbito, que involucre
a las TIC en la enseñanza de su alumnado y los oriente
en un uso adecuado de ellas.
En referencia a lo anteriormente expuesto, Albero (2002),
señala en su estudio que existe la necesidad de formar
al profesorado en este campo debido a que, en muchos casos,
la adolescencia tienen un nivel de conocimiento de estás
tecnologías superior al de sus profesores.
Resulta evidente que las TIC tienen un protagonismo en nuestra
sociedad. La educación debe ajustarse y dar respuestas
a las necesidades de cambio de la sociedad. La formación
en los contextos formales no puede desligarse del uso de las
TIC, que cada vez son más asequibles y de uso más
fácil para las y los adolescentes.
La fuerza de las TIC nos convierten, día a día,
en autodidactas dentro de un «aula sin paredes»
en la que el arte de aprender se determina por la solidez
de los criterios que se aplican, en una búsqueda constante
del conocimiento que constituye la vida misma (Cebrian, 1998).
Las TIC ofrecen una amplia gama de posibilidades. Si queremos
continuar progresando en el uso de las TIC en el ámbito
de la educación, se hace necesario conocer la actividad
que se desarrolla en todo el mundo, así como los diversos
planteamientos pedagógicos y estratégicos que
se siguen. La popularización de las TIC en el ámbito
educativo comporta y comportará en los próximos
años, una gran revolución que contribuirá
a la innovación del sistema educativo e implicará
retos de renovación y mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje
(Albero, 2002).
Si queremos que nuestra sociedad no solo sea de la información,
sino también del conocimiento, será necesario
trabajar desde un enfoque pedagógico para realizar
un uso adecuado de las TIC, a través del cual la creación
de comunidades de aprendizaje virtuales y el tratamiento de
la información, la generación de nuevas estrategias
de comunicación y de aprendizaje sean imprescindibles.
Estas acciones únicamente pueden llevarlas a cabo profesionales
preparados.
Las primeras teorías de la comunicación „Ÿaún
vigentes pese a haber sido superadas en varias ocasiones y
planteos„Ÿ, se basaban en la unidireccionalidad
del mensaje y la pasividad del receptor. Hoy, en el ámbito
educativo, las TIC abren un abanico de nuevas posibilidades
que rompen con estos esquemas muy enraizados y develan nuevas
vías pedagógicas sustentadas teóricamente
en la participación totalmente activa de los estudiantes
(receptores), lo que enriquece notablemente el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Por ello es necesario considerar como primer aspecto a destacar,
la posición privilegiada que Internet y el teléfono
móvil tienen entre las TIC, respecto a su influencia
en la vida de las y los adolescentes.
También conviene destacar la necesidad de llevar a
cabo una nueva campaña de información y formación
adecuada para adolescentes, progenitores y profesorado, en
el ámbito de las TIC. Creemos que dicha formación
debe basarse en dos perspectivas, una tecnológica y
otra humanística. Es decir, que atienda a los medios,
pero también a los fines de la educación (Naval
y otros, 2003). Este aspecto es importante, ya que
los estudios realizados hasta el momento han atendido más
a los medios que a los fines educativos.
La nueva educación que hay que realizar en el ámbito
de las TIC no se debe limitar a transmitir sólo conocimientos,
aunque estos sean necesarios; además, debe procurar
capacitar en determinadas destrezas y habilidades, que suscitará
unas actitudes y disposiciones. Entre estas últimas
es imprescindible la necesidad de formar en una actitud sanamente
crítica ante las TIC. Con esto, queremos decir saber
distinguir en qué nos ayudan y en qué nos limitan,
para poder actuar en consecuencia. Este proceso debe estar
presente y darse de manera integrada en la familia, en la
escuela y en la sociedad.
Las y los adolescentes saben que además de la formación
tecnológica, necesitan que se les informe del uso adecuado
o correcto de las TIC y sus consecuencias. Para ello, se considera
idóneo realizar sesiones en las que participen tanto
los jóvenes como sus padres y madres.
Respecto a los progenitores, el estudio de Amorós,
Buxarrais y Casas (2002) señala que tanto padres como
madres presentan carencias en la enseñanza de las TIC
y por ello delegan su uso adecuado al profesorado, al consideran
que carecen de los conocimientos suficientes. Por otra parte,
si sus hijos tienen una base en el colegio sobre el uso adecuado
de las TIC, ellos pueden continuar con esta educación
en el hogar.
Los resultados de las investigaciones señaladas anteriormente,
ponen de manifiesto que existe la necesidad de formar tanto
a docentes como a progenitores en el uso de las TIC, a fin
de que éstos puedan promover en las y los adolescentes
un uso adecuado y, de alguna manera estrechar, la brecha digital
que les separa. Aquí se encuentra, el gran reto educativo.
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Lic. Llarela Alejandra Berríos Valenzuela
llberriv7@docd5.ub.edu
Licenciada en Educación y Pedagogía, especialidad
Educación de Párvulos, en la Universidad Metropolitana
de Ciencias de la Educación, Santiago de Chile. Investigadora
del seminario «Orientaciones para la incorporación
de la educación para el consumo en la formación
de las educadoras de párvulos», Universidad Metropolitana
de Ciencias de la Educación, Santiago de Chile. Colaboradora
de la investigación «Estudios de los Itinerarios
formativos y/o profesionales de los jóvenes de Canovelles»,
Diputación de Barcelona, Universidad de Barcelona.
Becaria del grupo de Investigación GRISIJ (Grup de
recerca sobre intervencions sòcio-educatives en la
infància y la joventut) en el proyecto «Acogimiento
en familia extensa». Universidad de Barcelona. Investigadora
del estudio exploratorio «Uso de las tecnologías
de la información y la comunicación en adolescentes
de 14 a 16 años de la ciudad de Barcelona» en
la Universidad de Barcelona.
Dra. Maria Rosa Buxarrais Estrada
mrbuxarrais@ub.edu
Doctora en Ciencias de la Educación y Licenciada en
Psicología por la Universitat de Barcelona (UB), España.
Profesora Titular de la Facultat de Pedagogia de la UB. Imparte
actualmente la asignatura «Ética de los medios
de comunicación», en la Licenciatura de Comunicación
Audiovisual de la UB. Directora de la colección Aprender
a ser, de libros sobre educación en valores de
la Editorial Desclée de Brouwer, Bilbao. Coordinadora
de las acciones que se realizan fruto del Convenio de colaboración
entre la Universidad de Barcelona y la Organización
de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia
y la Cultura, del Programa «Educación y Democracia».
Autora de diversas publicaciones, artículos, libros,
y materiales curriculares, nacionales e internacionales, sobre
educación en valores. Destaca, entre sus obras: La
formación del profesorado en educación en valores.
Propuesta y materiales (Bilbao, Desclée de Brouwer,
1997); con Buxarrais, M.R. y otros Educación moral
en Primaria y en Secundaria (Madrid, Edelvives, 1995).
Con Payà, M., Buxarrais, M.R. y Martínez, M.
Ética y educación en valores. Materiales
para el profesorado de educación secundaria (Barcelona,
Ed Ciss-praxis, 2003). Miembro del consejo de redacción
de la revista internacional Journal of Moral Education,
editada en EE.UU y Reino Unido. Directora del Postgrado Virtual
5ª edición «La práctica de los valores
en los centros educativos», realizado en la UB con el
apoyo de la OEI, durante el curso 2003-2004. Directora del
Master 3ª edición «Democracia y Educación
en Valores en Iberoamérica», realizado en la Universidad
de Barcelona, también en convenio con la OEI.
(1) El 6 de febrero del 2004 se celebró el Día
Internacional para una Internet segura, con el lema «Trabajando
juntos por los derechos de la Infancia en Internet».
La Asociación Española de Pediatría realizó
una serie de recomendaciones a padres, madres y a jóvenes
para un uso responsable de Internet. También existen
los e-derechos de la infancia en Internet, presentados por
UNICEF ese mismo día. Nos parece muy importante difundir
ese decálogo para que padres y madres lo conozcan y
lo apliquen.
(2) Tal es el caso de la investigación de Amorós,
Buxarrais y Casas (2002) llevada a cabo por los siguientes
grupos de investigación GRISIJ (Grup de Recerca sobre
intervencions socioeducatives en infància i la juventut),
GREM (Grup de Recerca en Educació Moral) ambos pertenecientes
a la Universidad de Barcelona y al UdG (Equip de Recerca sobre
Infancia, Drets dels Infants i Qualitat de Vida) de la Universidad
de Girona. El tema central de su investigación fue
«La influencia de las tecnologías de la información
y la comunicación en la vida de las chicas y chicos
de 12 a 16 años” y profundizó en aspectos
relacionados con las percepciones, valores y variedad en el
estilo de la comunicación.
Desde otra perspectiva, se encuentra el estudio de Naval,
Sábada y Bringué (2003) cuyo tema central es
«Impacto de las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC) en las relaciones sociales
de los jóvenes navarros». En este estudio se profundiza
en la valoración que hacen los jóvenes de las
TIC en su vida y, específicamente, en el ámbito
social y educativo. En esta misma línea se encuentra
el estudio de Gil, Feliu, Riveroy Gil (2003), investigadores
de la Universitat Oberta de Catalunya, cuyo tema central es
«¿Nuevas tecnologías de la información
y la comunicación o nuevas tecnologías de relación?
Niños, jóvenes y cultura digital». En este
estudio los autores ahondan en el uso que hacen niñas,
niños y adolescentes de las TIC en los espacios de
ocio (cibercafés).
En una línea más específica sobre el
uso de Internet se encuentra la investigación de Albero
(2002) titulada «Adolescentes e Internet. Mitos y realidades
de la sociedad de la información» que profundiza
exclusivamente en los usos sociales, emocionales y simbólicos
de Internet.
(3) Respecto a la sociedad de la información y del
conocimiento el artículo de Tedesco (2003) en
su artículo « Los pilares de la educación
del futuro» cita a Giddens quien señala que la
reflexividad es un rasgo de la sociedad actual.
(4) Los videojuegos presentes en los ordenadores, Internet
y teléfono móvil, satisfacen el entretenimiento
y, a la vez, permiten que las y los adolescentes realicen
actividades basadas en sus intereses, durante el tiempo de
ocio.
(5) El ordenador, Internet y el teléfono móvil
son un potente medio de información y comunicación
que sirve para el establecimiento de relaciones sociales.
En la adolescencia, las relaciones con sus pares, son las
que centran su uso.
(6) El ordenador e Internet en el ámbito educativo
son herramientas útiles, con ellas se puede buscar
y descargar información para realizar trabajos académicos,
escribir y utilizar CD educativos, entre otros.
(7) Sobre la adicción al teléfono móvil
el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP)
en el artículo ¡ No sin mi móvil ! definen
la adicción al teléfono móvil una adicción
en general.
(8) Balaguer (2002) en su artículo «Videojuegos,
Internet, Infancia y Adolescencia del nuevo milenio»
hace referencia a dos teorías sobre las conductas que
provocan los video juegos en los niños y adolescentes.
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