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Este Cmap, tiene información relacionada con: aprender a ser felices, Como segundo paso cultivar las aficiones que más nos satisfacen personalmente en vez de pasar el tiempo libre con acciones que si bien son placenteras no aportan nada a posteriori como ver la televisión; está demostrado que hacer lo que a uno le gusta sin importarle si sirve o no para algo sólo por el placer de hacerlo hace sentirse a uno más útil y más pleno. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Las últimas tendencias en psicología apuntan a que el ser humano posee una especie de sistema inmunológico cognitivo que actúa en el campo emocional un dispositivo que se enciende sin darnos cuenta cada vez que nuestro estado de ánimo se derrumba y que nos empuja estados de mayor bienestar. Todos sentimos emociones y queremos ser siempre felices pero pensemos para qué sirven las emociones, qué es lo que hacen en los mamíferos sabemos que por ejemplo las emociones están reguladas por las partes más primitivas de nuestro cerebro las partes que compartimos con todos los otros mamíferos e incluso con otros animales no mamíferos las tendencias actuales en biología y psicología evolutiva consideran que las emociones son un sistema de guía para el organismo para aproximarse o evitar un estímulo del mundo las emociones son una especie de brújula que orienta en una cierta dirección pero una brújula que siempre marca al norte no sirve para nada si las emociones siempre están en felicidad dejan de servir de guía útil del estado de cambio del mundo., APRENDER A SER FELICES ¿Se puede aprender a ser feliz? Según la nueva psicología la respuesta a esta pregunta es un rotundo sí y si esto es así deberíamos comenzar a entrenar nuestro optimismo pues parece ser que reporta unos beneficios considerables; diversos estudios indican que las personas optimistas viven más y mejor, si hasta ahora se estudiaba principalmente las enfermedades de la mente los psicólogos positivistas se han planteado estudiar cómo funciona un cerebro sano, qué es lo que diferencia a las personas con capacidad para ser felices con las que tienen tendencia a no disfrutar de la vida deprimirse y ser desgraciados., Según la nueva psicología la respuesta a esta pregunta es un rotundo sí y si esto es así deberíamos comenzar a entrenar nuestro optimismo pues parece ser que reporta unos beneficios considerables; diversos estudios indican que las personas optimistas viven más y mejor, si hasta ahora se estudiaba principalmente las enfermedades de la mente los psicólogos positivistas se han planteado estudiar cómo funciona un cerebro sano, qué es lo que diferencia a las personas con capacidad para ser felices con las que tienen tendencia a no disfrutar de la vida deprimirse y ser desgraciados. Los científicos buscan los mecanismos neurológicos que desencadenan la alegría de vivir más allá de las circunstancias personales de cada cual y es que el empuje personal y la capacidad de sobrellevar los problemas son cualidades que no todos tenemos en un mismo grado pero podemos hacer algo al respecto los psicólogos aseguran que podemos entrenar para ser más felices. Primero proponen potenciar nuestra parte más hedonista practicando actividades que nos reporten placer desde las muestras de cariño hacia los nuestros, a comer una tableta de chocolate o disfrutar de la música que más nos gusta., Según la nueva psicología la respuesta a esta pregunta es un rotundo sí y si esto es así deberíamos comenzar a entrenar nuestro optimismo pues parece ser que reporta unos beneficios considerables; diversos estudios indican que las personas optimistas viven más y mejor, si hasta ahora se estudiaba principalmente las enfermedades de la mente los psicólogos positivistas se han planteado estudiar cómo funciona un cerebro sano, qué es lo que diferencia a las personas con capacidad para ser felices con las que tienen tendencia a no disfrutar de la vida deprimirse y ser desgraciados. Los científicos buscan los mecanismos neurológicos que desencadenan la alegría de vivir más allá de las circunstancias personales de cada cual y es que el empuje personal y la capacidad de sobrellevar los problemas son cualidades que no todos tenemos en un mismo grado pero podemos hacer algo al respecto los psicólogos aseguran que podemos entrenar para ser más felices. Como segundo paso cultivar las aficiones que más nos satisfacen personalmente en vez de pasar el tiempo libre con acciones que si bien son placenteras no aportan nada a posteriori como ver la televisión; está demostrado que hacer lo que a uno le gusta sin importarle si sirve o no para algo sólo por el placer de hacerlo hace sentirse a uno más útil y más pleno., Primero proponen potenciar nuestra parte más hedonista practicando actividades que nos reporten placer desde las muestras de cariño hacia los nuestros, a comer una tableta de chocolate o disfrutar de la música que más nos gusta. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Ahora los psicólogos están convencidos de que el poder reparador del optimismo ante la adversidad es independiente de la edad, el sexo, la inteligencia, el nivel de formación o los recursos económicos y afirman que la confianza en uno mismo la interpretación positiva de los sucesos y sobre todo la esperanza nos protegen de los efectos nocivos de los infortunios esta psicología positiva estudia los rasgos del carácter que ayudan a las personas a sentirse bien se investigan los ingredientes de las mentes saludables los científicos de la mente del nuevo milenio no sólo se preocuparán por corregir lo peor de la condición humana también se dedicaran a identificar y a promover lo mejor no se trata de reinventar nada en el ser humano están presentes muchos de los mecanismos que contribuyen al bienestar sólo se trata de aprender de lo que hace la gente sana para hacer de eso algo más científico que destila el conocimiento., Por último proponen buscar un sentido a la vida más allá de uno mismo estudios con diferentes comunidades indican que la gente que se siente parte de un grupo ya sea un equipo de fútbol, una familia o una congregación religiosa; es más se busca la felicidad olvídese de un ascenso en el trabajo, de probar a jugar a la lotería está demostrado que en tres meses la alegría inicial desaparece y retorna a sus niveles anteriores de satisfacción con la vida como si nada hubiese pasado una vez alcanzados los ingresos medios que le permitan cubrir las necesidades básicas no tenga envidia de los más ricos puesto que no son más felices que usted es sólo pura apariencia pero tampoco se crea más afortunado que los habitantes del planeta de hace un siglo a pesar de que disfrutemos de comodidades que ellos ni imaginaban se declaraban igual de contentos que usted una vez descartado el dinero olvídese también de estudiar una carrera o cambiar un clima más soleado a otra cultura; ni la educación, ni el país, ni la raza influyen a la hora de ser feliz ni siquiera un estado de salud óptimo se la garantizan así pues que le queda si bien de la consabida trilogía salud, dinero y amor podemos eliminar los dos primeros términos aférrese con entusiasmo al tercero éste sí parece determinar nuestra alegría más duradera el único elemento externo que diferencia a los más felices de los que no lo son es la intensidad de sus relaciones sociales y el tiempo que se pasa con los seres queridos, los que tienen más amistades y los que tienen pareja están más contentos en todos los sitios y a todas las edades y es que en realidad poco importa el lugar de procedencia a la hora de buscar la felicidad. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Ahora los psicólogos están convencidos de que el poder reparador del optimismo ante la adversidad es independiente de la edad, el sexo, la inteligencia, el nivel de formación o los recursos económicos y afirman que la confianza en uno mismo la interpretación positiva de los sucesos y sobre todo la esperanza nos protegen de los efectos nocivos de los infortunios esta psicología positiva estudia los rasgos del carácter que ayudan a las personas a sentirse bien se investigan los ingredientes de las mentes saludables los científicos de la mente del nuevo milenio no sólo se preocuparán por corregir lo peor de la condición humana también se dedicaran a identificar y a promover lo mejor no se trata de reinventar nada en el ser humano están presentes muchos de los mecanismos que contribuyen al bienestar sólo se trata de aprender de lo que hace la gente sana para hacer de eso algo más científico que destila el conocimiento., Primero proponen potenciar nuestra parte más hedonista practicando actividades que nos reporten placer desde las muestras de cariño hacia los nuestros, a comer una tableta de chocolate o disfrutar de la música que más nos gusta. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Un optimista es un pesimista mal informado o no soy pesimista soy realista son afirmaciones muy enraizadas en nuestro pensamiento pero son realmente ciertas la realidad más objetiva conduce irremediablemente al desaliento y a la desilusión pues parece que no en primer lugar nuestras percepciones son de una subjetividad total la vieja prueba de la botella llena hasta la mitad ilustra perfectamente como el temperamento de la persona moldea su perspectiva de las cosas y ante la botella de la vida pasa lo mismo; curiosamente lo que dicen los estudios es que las personas optimistas analizan los aspectos negativos de las cosas mucho más que las pesimistas los aspectos positivos así pues el optimista es siempre más realista en este sentido la depresión podría considerarse como el ejemplo extremo de pesimismo aunque hay que tener en cuenta eso ya no es temperamento sino enfermedad hay posturas pesimistas generales que en el fondo reflejan miedo a una visión positiva basta citar frases muy comunes si me dejo llevar por el optimismo seguro que me desilusionó o pensar positivo es engañarse a uno mismo quienes las adoptan tienden a distorsionar negativamente los hechos porque no son nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas sino que es nuestro optimismo o pesimismo el que las modela los optimistas confían más en encontrar soluciones por lo que perseveran con más tesón la sensación de que controlan las circunstancias también les ayuda a mantener el equilibrio emocional y se enfrentan y ponderan mejor todas las situaciones porque antes de tomar decisiones sopesan tanto los aspectos positivos como los negativos mientras que los pesimistas se limitan a ver únicamente los negativos., Como segundo paso cultivar las aficiones que más nos satisfacen personalmente en vez de pasar el tiempo libre con acciones que si bien son placenteras no aportan nada a posteriori como ver la televisión; está demostrado que hacer lo que a uno le gusta sin importarle si sirve o no para algo sólo por el placer de hacerlo hace sentirse a uno más útil y más pleno. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Un optimista es un pesimista mal informado o no soy pesimista soy realista son afirmaciones muy enraizadas en nuestro pensamiento pero son realmente ciertas la realidad más objetiva conduce irremediablemente al desaliento y a la desilusión pues parece que no en primer lugar nuestras percepciones son de una subjetividad total la vieja prueba de la botella llena hasta la mitad ilustra perfectamente como el temperamento de la persona moldea su perspectiva de las cosas y ante la botella de la vida pasa lo mismo; curiosamente lo que dicen los estudios es que las personas optimistas analizan los aspectos negativos de las cosas mucho más que las pesimistas los aspectos positivos así pues el optimista es siempre más realista en este sentido la depresión podría considerarse como el ejemplo extremo de pesimismo aunque hay que tener en cuenta eso ya no es temperamento sino enfermedad hay posturas pesimistas generales que en el fondo reflejan miedo a una visión positiva basta citar frases muy comunes si me dejo llevar por el optimismo seguro que me desilusionó o pensar positivo es engañarse a uno mismo quienes las adoptan tienden a distorsionar negativamente los hechos porque no son nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas sino que es nuestro optimismo o pesimismo el que las modela los optimistas confían más en encontrar soluciones por lo que perseveran con más tesón la sensación de que controlan las circunstancias también les ayuda a mantener el equilibrio emocional y se enfrentan y ponderan mejor todas las situaciones porque antes de tomar decisiones sopesan tanto los aspectos positivos como los negativos mientras que los pesimistas se limitan a ver únicamente los negativos., Por último proponen buscar un sentido a la vida más allá de uno mismo estudios con diferentes comunidades indican que la gente que se siente parte de un grupo ya sea un equipo de fútbol, una familia o una congregación religiosa; es más se busca la felicidad olvídese de un ascenso en el trabajo, de probar a jugar a la lotería está demostrado que en tres meses la alegría inicial desaparece y retorna a sus niveles anteriores de satisfacción con la vida como si nada hubiese pasado una vez alcanzados los ingresos medios que le permitan cubrir las necesidades básicas no tenga envidia de los más ricos puesto que no son más felices que usted es sólo pura apariencia pero tampoco se crea más afortunado que los habitantes del planeta de hace un siglo a pesar de que disfrutemos de comodidades que ellos ni imaginaban se declaraban igual de contentos que usted una vez descartado el dinero olvídese también de estudiar una carrera o cambiar un clima más soleado a otra cultura; ni la educación, ni el país, ni la raza influyen a la hora de ser feliz ni siquiera un estado de salud óptimo se la garantizan así pues que le queda si bien de la consabida trilogía salud, dinero y amor podemos eliminar los dos primeros términos aférrese con entusiasmo al tercero éste sí parece determinar nuestra alegría más duradera el único elemento externo que diferencia a los más felices de los que no lo son es la intensidad de sus relaciones sociales y el tiempo que se pasa con los seres queridos, los que tienen más amistades y los que tienen pareja están más contentos en todos los sitios y a todas las edades y es que en realidad poco importa el lugar de procedencia a la hora de buscar la felicidad. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Un optimista es un pesimista mal informado o no soy pesimista soy realista son afirmaciones muy enraizadas en nuestro pensamiento pero son realmente ciertas la realidad más objetiva conduce irremediablemente al desaliento y a la desilusión pues parece que no en primer lugar nuestras percepciones son de una subjetividad total la vieja prueba de la botella llena hasta la mitad ilustra perfectamente como el temperamento de la persona moldea su perspectiva de las cosas y ante la botella de la vida pasa lo mismo; curiosamente lo que dicen los estudios es que las personas optimistas analizan los aspectos negativos de las cosas mucho más que las pesimistas los aspectos positivos así pues el optimista es siempre más realista en este sentido la depresión podría considerarse como el ejemplo extremo de pesimismo aunque hay que tener en cuenta eso ya no es temperamento sino enfermedad hay posturas pesimistas generales que en el fondo reflejan miedo a una visión positiva basta citar frases muy comunes si me dejo llevar por el optimismo seguro que me desilusionó o pensar positivo es engañarse a uno mismo quienes las adoptan tienden a distorsionar negativamente los hechos porque no son nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas sino que es nuestro optimismo o pesimismo el que las modela los optimistas confían más en encontrar soluciones por lo que perseveran con más tesón la sensación de que controlan las circunstancias también les ayuda a mantener el equilibrio emocional y se enfrentan y ponderan mejor todas las situaciones porque antes de tomar decisiones sopesan tanto los aspectos positivos como los negativos mientras que los pesimistas se limitan a ver únicamente los negativos., Como segundo paso cultivar las aficiones que más nos satisfacen personalmente en vez de pasar el tiempo libre con acciones que si bien son placenteras no aportan nada a posteriori como ver la televisión; está demostrado que hacer lo que a uno le gusta sin importarle si sirve o no para algo sólo por el placer de hacerlo hace sentirse a uno más útil y más pleno. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Ahora los psicólogos están convencidos de que el poder reparador del optimismo ante la adversidad es independiente de la edad, el sexo, la inteligencia, el nivel de formación o los recursos económicos y afirman que la confianza en uno mismo la interpretación positiva de los sucesos y sobre todo la esperanza nos protegen de los efectos nocivos de los infortunios esta psicología positiva estudia los rasgos del carácter que ayudan a las personas a sentirse bien se investigan los ingredientes de las mentes saludables los científicos de la mente del nuevo milenio no sólo se preocuparán por corregir lo peor de la condición humana también se dedicaran a identificar y a promover lo mejor no se trata de reinventar nada en el ser humano están presentes muchos de los mecanismos que contribuyen al bienestar sólo se trata de aprender de lo que hace la gente sana para hacer de eso algo más científico que destila el conocimiento., Según la nueva psicología la respuesta a esta pregunta es un rotundo sí y si esto es así deberíamos comenzar a entrenar nuestro optimismo pues parece ser que reporta unos beneficios considerables; diversos estudios indican que las personas optimistas viven más y mejor, si hasta ahora se estudiaba principalmente las enfermedades de la mente los psicólogos positivistas se han planteado estudiar cómo funciona un cerebro sano, qué es lo que diferencia a las personas con capacidad para ser felices con las que tienen tendencia a no disfrutar de la vida deprimirse y ser desgraciados. Los científicos buscan los mecanismos neurológicos que desencadenan la alegría de vivir más allá de las circunstancias personales de cada cual y es que el empuje personal y la capacidad de sobrellevar los problemas son cualidades que no todos tenemos en un mismo grado pero podemos hacer algo al respecto los psicólogos aseguran que podemos entrenar para ser más felices. Por último proponen buscar un sentido a la vida más allá de uno mismo estudios con diferentes comunidades indican que la gente que se siente parte de un grupo ya sea un equipo de fútbol, una familia o una congregación religiosa; es más se busca la felicidad olvídese de un ascenso en el trabajo, de probar a jugar a la lotería está demostrado que en tres meses la alegría inicial desaparece y retorna a sus niveles anteriores de satisfacción con la vida como si nada hubiese pasado una vez alcanzados los ingresos medios que le permitan cubrir las necesidades básicas no tenga envidia de los más ricos puesto que no son más felices que usted es sólo pura apariencia pero tampoco se crea más afortunado que los habitantes del planeta de hace un siglo a pesar de que disfrutemos de comodidades que ellos ni imaginaban se declaraban igual de contentos que usted una vez descartado el dinero olvídese también de estudiar una carrera o cambiar un clima más soleado a otra cultura; ni la educación, ni el país, ni la raza influyen a la hora de ser feliz ni siquiera un estado de salud óptimo se la garantizan así pues que le queda si bien de la consabida trilogía salud, dinero y amor podemos eliminar los dos primeros términos aférrese con entusiasmo al tercero éste sí parece determinar nuestra alegría más duradera el único elemento externo que diferencia a los más felices de los que no lo son es la intensidad de sus relaciones sociales y el tiempo que se pasa con los seres queridos, los que tienen más amistades y los que tienen pareja están más contentos en todos los sitios y a todas las edades y es que en realidad poco importa el lugar de procedencia a la hora de buscar la felicidad., Primero proponen potenciar nuestra parte más hedonista practicando actividades que nos reporten placer desde las muestras de cariño hacia los nuestros, a comer una tableta de chocolate o disfrutar de la música que más nos gusta. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Las últimas tendencias en psicología apuntan a que el ser humano posee una especie de sistema inmunológico cognitivo que actúa en el campo emocional un dispositivo que se enciende sin darnos cuenta cada vez que nuestro estado de ánimo se derrumba y que nos empuja estados de mayor bienestar. Todos sentimos emociones y queremos ser siempre felices pero pensemos para qué sirven las emociones, qué es lo que hacen en los mamíferos sabemos que por ejemplo las emociones están reguladas por las partes más primitivas de nuestro cerebro las partes que compartimos con todos los otros mamíferos e incluso con otros animales no mamíferos las tendencias actuales en biología y psicología evolutiva consideran que las emociones son un sistema de guía para el organismo para aproximarse o evitar un estímulo del mundo las emociones son una especie de brújula que orienta en una cierta dirección pero una brújula que siempre marca al norte no sirve para nada si las emociones siempre están en felicidad dejan de servir de guía útil del estado de cambio del mundo., Por último proponen buscar un sentido a la vida más allá de uno mismo estudios con diferentes comunidades indican que la gente que se siente parte de un grupo ya sea un equipo de fútbol, una familia o una congregación religiosa; es más se busca la felicidad olvídese de un ascenso en el trabajo, de probar a jugar a la lotería está demostrado que en tres meses la alegría inicial desaparece y retorna a sus niveles anteriores de satisfacción con la vida como si nada hubiese pasado una vez alcanzados los ingresos medios que le permitan cubrir las necesidades básicas no tenga envidia de los más ricos puesto que no son más felices que usted es sólo pura apariencia pero tampoco se crea más afortunado que los habitantes del planeta de hace un siglo a pesar de que disfrutemos de comodidades que ellos ni imaginaban se declaraban igual de contentos que usted una vez descartado el dinero olvídese también de estudiar una carrera o cambiar un clima más soleado a otra cultura; ni la educación, ni el país, ni la raza influyen a la hora de ser feliz ni siquiera un estado de salud óptimo se la garantizan así pues que le queda si bien de la consabida trilogía salud, dinero y amor podemos eliminar los dos primeros términos aférrese con entusiasmo al tercero éste sí parece determinar nuestra alegría más duradera el único elemento externo que diferencia a los más felices de los que no lo son es la intensidad de sus relaciones sociales y el tiempo que se pasa con los seres queridos, los que tienen más amistades y los que tienen pareja están más contentos en todos los sitios y a todas las edades y es que en realidad poco importa el lugar de procedencia a la hora de buscar la felicidad. La felicidad es algo mucho más relacionado con el interior con los sentimientos más profundos que con lo que pasa a nuestro alrededor, heredamos en gran medida el estado de ánimo de los padres se calcula que entre un 25 y un 50% de nuestra habilidad para ser feliz bien escrita en los genes y a partir de ahí nosotros ponemos el resto para estar más o menos contentos y a pesar de que la carga genética puede parecernos una traba sobre todo si nuestros padres eran pesimistas y nosotros también existe un margen de maniobra para mejorar nuestra satisfacción con la vida, el cerebro es plástico cambia a lo largo del tiempo podemos enseñarle a aprender de las malas experiencias y potenciar y disfrutar los pensamientos positivos y las buenas sensaciones todo un reto que merece la pena probar. Las últimas tendencias en psicología apuntan a que el ser humano posee una especie de sistema inmunológico cognitivo que actúa en el campo emocional un dispositivo que se enciende sin darnos cuenta cada vez que nuestro estado de ánimo se derrumba y que nos empuja estados de mayor bienestar. Todos sentimos emociones y queremos ser siempre felices pero pensemos para qué sirven las emociones, qué es lo que hacen en los mamíferos sabemos que por ejemplo las emociones están reguladas por las partes más primitivas de nuestro cerebro las partes que compartimos con todos los otros mamíferos e incluso con otros animales no mamíferos las tendencias actuales en biología y psicología evolutiva consideran que las emociones son un sistema de guía para el organismo para aproximarse o evitar un estímulo del mundo las emociones son una especie de brújula que orienta en una cierta dirección pero una brújula que siempre marca al norte no sirve para nada si las emociones siempre están en felicidad dejan de servir de guía útil del estado de cambio del mundo.