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Este Cmap, tiene información relacionada con: escritorio, Cuando hablamos de espíritu pensamos en cosas como vitalidad, entusiasmo o fuerza interior con las que emprendemos una labor determinada. La palabra entusiasmo se define como la “exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive�?; esta exaltación del ánimo puede y debe concebirse como la fuerza vital interior que mueve a la persona a actuar de tal o cual modo. Estas ideas son más propias de las culturas orientales que comprenden a la persona en unión con la divinidad, capaz de encontrarse y dialogar con Dios, capaz de encarnar a Dios. Más que razonar sobre las creencias espirituales o religiosas, se trata de constatar que en todas las culturas, en todos los lugares y tiempos se afirman las tradiciones religiosas que acompañan a los humanos. Y es que al interior del ser humano existe un sentido de trascendencia, de superar lo terreno o material. Un ejemplo que todavía sorprende a los estudiosos de la conducta humana es el modo como las sociedades primitivas sepultan a sus muertos, colocando junto al cadáver los útiles necesarios (alimentos, vestido, armas, vasijas) para el viaje que inicia hacia la eternidad. Es que la cúspide de la naturaleza humana no es el psiquismo sino el espíritu. ???? BUSCAR LA VERDAD, as actitudes personales son predisposiciones con las que nos preparamos para asumir nuevas experiencias; ellas son fruto no sólo de experiencias vividas sino de una construcción personal que conscientemente se ha venido fraguando. En el proyecto personal de vida cada uno esboza lclase de persona que es y la que desea llegar a ser, desde los principios, los valores, las creencias y las metas que concretan su personalidad o modo particular de ser y de actuar. Así, por ejemplo, cuando al elaborar su proyecto de vida una persona se da cuenta de cierta amargura que se refleja en tristeza, y comprueba que esa tristeza es su “marca�? en todo lo que hace, ella puede plantearse un cambio, una tendencia positiva a la felicidad y a la alegría, para mirar con optimismo lo que viene. Es así que decimos que cada persona decide la manera como quiere vivir y la huella que quiere dejar como testimonio de su paso por la historia. Un ejemplo puede aclarar lo anterior. Dos personas ven cómo un billete de $50.000 cae del bolso de una señora, y sus reacciones son diferentes: la primera se acerca para cubrir con su pie el billete mientras piensa “ojalá la señora se vaya rápido para coger el billete. Sin querer me gané unos pesos; qué suerte�?. El valor dinero rige su vida originando esta conducta. La segunda, sin pensar mucho, coge el billete para devolvérselo a la señora; ha dado prelación al valor de la honestidad, a no apropiarse de lo que no es suyo y a devolver a cada quien lo que le pertenece. Ante una misma circunstancia surgen respuestas diversas; esto muestra que no son las circunstancias las que configuran a la persona sino que es ella quien, desde su modo particular de ser, enfrenta las circunstancias; es el sujeto-protagonista de la historia y no un extra o material de utilería en el teatro de la vida. ???? SER LIBRE, CUERPO Y ALMA ???? ????, LA PERSONA HUMANA Y SU ACTUAR EN LA SOCIEDAD EL EL SENTIDO DE LA VIDA, proyecto educativo praxeológico de UNIMINUTO, que se propone formar“los jóvenes soñadores de Colombia, capaces de darle un rumbo totalmente nuevo al país, para lograr dirigir la República por los nuevos caminos que ella anhela y necesita�? (Rafael García-Herreros). En la base de este proyecto educativo encontramos una pedagogía de inspiración humanista, fundada en la fenomenología(1). Este enfoque define la unicidad de cada persona, precisandociertas condiciones relativas a la realización de sí mismo como persona (Rogers, 1979) y, sobretodo, a la actualización, desde su experiencia práctica, del potencial humano de cada uno (Maslow, 1998) que se expresa en sus deseos; de ahí el calificativo de praxeológica. La premisa central es que en condiciones de aprendizaje óptimas, aquellas que genera, entre otras, la reflexión sobre la acción práctica, los seres humanos tenderán a realizarse plenamente y aceptarán responsabilizarse de su propio desarrollo. Es el componente base de nuestro modelo educativo que hemos llamado “desarrollo humano�? o proceso de realización personal. PRAXEOLOGÌA A esta visión autonomizante, es decir, no controladora, la pedagogía praxeológica integra elementos de responsabilidad social, como la concientización (Freire, 1997) y el compromiso que despierta a la persona y la invita a querer participar de un proyecto de sociedad fundado sobre la paz, la justicia y la solidaridad, contribuyendo profesionalmente a la construcción de comunidades autogestionarias, incluso si ello implica dejar atrás algunos de sus deseos personales. Corresponde al proceso de responsabilidad social que, en el modelo educativo de UNIMINUTO, tiene un carácter de investigación aplicada y comprometida con la comunidad. En fin, para favorecer la implementación de esta pedagogía praxeológica, se propone que se desarrolle un proceso dialéctico entre la teoría y la praxis, es decir, un enfoque que relacione acciones y ambientes educativos que pueden ser, en apariencia contradictorios, alrededor del desarrollo de las competencias profesionales en el proceso cognitivo que supone el quehacer educativo, que sólo tiene sentido cuando se logran aprendizajes significativos y pertinentes. Este enfoque dialéctico integra la dimensión liberadora y autonomizante de la pedagogía humanista y la pedagogía crítica a la dimensión socializante más tradicional de la educación., CUERPO Y ALMA ???? ????, Sin embargo, a pesar de su importancia, no podemos reducir la persona a la mera corporalidad como si únicamente fuera materia evolucionada; existe en ella una realidad inmaterial que todas las culturas han identificado y explicado con términos fáciles de comprender. Los filósofos griegos crearon el sustantivo psyqué, tomado del verbo psicho (soplar), para referirse al soplo de vida que acompaña a una persona hasta su muerte. El concepto pasó al latín como ánima, de donde surge nuestro español alma, muy usado por la antropología moderna. No es extraño que los antiguos hayan usado la imagen del aire para describir esa realidad básica e inmaterial de la persona, pues del aire sabemos que está ahí aunque no lo veamos y su presencia es vital para los seres vivos. Nuestra cultura occidental depositó en el alma todos los atributos no materiales de la persona: conciencia, razón, ideas, símbolos, voluntad, libertad, valores, sentimientos, emociones, deseos. Ella contiene todo lo que conforma la interioridad o intimidad de la persona, todo lo que la hace única e irrepetible. Incluso para algunos pensadores occidentales, el alma llegó a ser tan fundamental que no requería del cuerpo para existir; incluso, creyeron que el cuerpo entorpecía el obrar del alma y era necesario liberarse de él. Este enfoque, originado en Platón(4), ha impregnado el pensamiento de muchos filósofos humanistas modernos que, como Descartes, buscaban un punto irrebatible en el que apoyar sus teorías racionalistas y lo hallaron en el ser humano: “pienso, luego existo�?. A partir de esto, el mundo moderno privilegia el domino de la razón y coloca al ser humano en el centro del universo haciendo que todo gire a su alrededor; sin embargo, esto no sirvió para captar realmente la esencia de la persona, pues ni la psicología ni la sociología ni las antropologías modernas o los avances científicos o tecnológicos han podido dominar los impulsos del alma humana impidiendo que la humanidad se destruya a sí misma. La ira, la envidia, el afán de poder o de gobernar, entre otros, son impulsos del alma que jalonan enérgicamente las decisiones de la persona llevándola a su destrucción. Un autor contemporáneo, Castoriadis(5) (1999), señala que el elemento más radical y definitorio de la psique humana, anterior y condición de toda lógica, es la capacidad de representación (capacidad simbólica). Esta esencia representativa de lo psíquico se descubre en el lenguaje (y con él en todo el mundo humano) como algo siempre abierto a significaciones: la psique humana es un residuo de representaciones, siempre objeto de posibles reinterpretaciones, de ???? Todo lo anterior nos permite señalar que hay que entender psique (alma) y soma (cuerpo) desde esa complejidad que las torna divisibles e indivisibles al tiempo. Son inseparables: pues el alma depende del cuerpo (las lesiones físicas o el consumo de drogas provocan cambios anímicos indiscutibles), y el cuerpo depende del alma (como en los movimientos voluntarios o en las llamadas enfermedades psicosomáticas). Pero al tiempo son separables: porque el cuerpo no depende del alma (existen mecanismos fisiológicos de mi cuerpo ajenos a mi voluntad) y el alma no depende del cuerpo, como en los casos de la resistencia al dolor o a la tortura, pero sobre todo porque desde el nacimiento la psique gira en torno a sí misma. Es esa arbitrariedad la que permite, con Castoriadis (1994), postular algo exclusivamente humano: la imaginación y, con ella, el imaginario histórico-social. Porque el ser humano es psique, pero al mismo tiempo y de modo indisociable es un ser histórico-social., LA DIMENSION ESPIRITUAL ???? Cuando hablamos de espíritu pensamos en cosas como vitalidad, entusiasmo o fuerza interior con las que emprendemos una labor determinada. La palabra entusiasmo se define como la “exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive�?; esta exaltación del ánimo puede y debe concebirse como la fuerza vital interior que mueve a la persona a actuar de tal o cual modo. Estas ideas son más propias de las culturas orientales que comprenden a la persona en unión con la divinidad, capaz de encontrarse y dialogar con Dios, capaz de encarnar a Dios. Más que razonar sobre las creencias espirituales o religiosas, se trata de constatar que en todas las culturas, en todos los lugares y tiempos se afirman las tradiciones religiosas que acompañan a los humanos. Y es que al interior del ser humano existe un sentido de trascendencia, de superar lo terreno o material. Un ejemplo que todavía sorprende a los estudiosos de la conducta humana es el modo como las sociedades primitivas sepultan a sus muertos, colocando junto al cadáver los útiles necesarios (alimentos, vestido, armas, vasijas) para el viaje que inicia hacia la eternidad. Es que la cúspide de la naturaleza humana no es el psiquismo sino el espíritu., EL SENTIDO DE LA VIDA COMO QUIERO VIVIR Somos parte del mundo y nuestros modos de vivir cambian con él. Desde hace cinco décadas el mundo ha venido cambiando radicalmente; quienes vivimos hoy debemos sintonizarnos con el nuevo estado de cosas. Pero, ¿por dónde iniciar esto? Lo que daba sentido, y que heredamos de los siglos anteriores, era el deber, y eso señalaba siempre al resultado utilitario de lo vivido y no al disfrute de cada experiencia vivida; hoy, el enlace con la fuente de sentido está en el deseo; la pregunta ya no es “cómo se debe vivir�?, sino “cómo quiero vivir�?. Asumir que somos seres que desean y aprobar eso que palpita en nuestros deseos nos permitirá conectar con nuevos horizontes de sentido. Generará en nosotros actitudes y propuestas más amistosas con los otros y con el mundo, más interesadas en la alegría y en el goce de vivir, dando lugar a un nuevo modo de convivencia en el que nos relacionaremos con los demás desde la alianza, la inclusión y el amor, y no desde la competencia, el uso (o abuso) y la exclusión. Necesitamos aprender a hallar sentido en la alegría de vivir cada experiencia como si fuera única y eterna; así aparecerán en nosotros nuevas formas de sentir y valorar la vida cotidiana y el tiempo presente; surgirá una pasión que dará mayor valor al aquí y al ahora y que no vivirá tan pendiente del resultado, más interesada en la alianza que en el dominio sobre las personas y las cosas. Se trata de un modo de ser y de actuar que implica limitar la fuerza del enfoque utilitario productivista concebido a partir de la carencia y de la miseria, y nos permita acceder a los potenciales de bienestar que ofrece la actual situación. Para orientarnos en esta búsqueda, debemos prestar atención a nuestros deseos: ¿Qué deseamos vivir y cómo? Obvio, la pura espontaneidad no bastará para reorientar las prácticas: debemos pensar nuevos caminos, desempolvar la imaginación y la intuición para diseñar estrategias y acciones novedosas y responsables con nosotros mismos, con los demás y con el medio ambiente. Debemos aprender a no sobrevalorar lo establecido como verdadero por la educación que hemos recibido. Eso implica repensar el sentido a partir del cual percibimos ciertos modos de vivir como buenos (y los repetimos aunque no nos hagan felices) y otros como malos (sin examinar si realmente son dañinos para nuestra vida o para la de los demás). Necesitamos tomar contacto con lo que deseamos vivir, que casi siempre está atrapado por los prejuicios del mundo arcaico. Conviene que nos autoricemos a pensar y a validar proyectos y conductas que hasta ahora no nos hemos atrevido a imaginar y a desear, o que descartamos por incorrectas o imposibles apenas afloran a nuestra mente. ¿Y si fueran mejores opciones, practicables y posibles? ¿Y son precisamente esas las que nos permitirán ser auténticas personas?, EL SENTIDO DE LA VIDA PROCESO PRAXEOLOGICO La reflexión (el pensar por sí mismo) y la acción (las prácticas cotidianas) nos ayudan a reducir la brecha que normalmente existe entre el modo como vivimos y lo que en realidad desearíamos que fuera nuestra vida. Se trata de un proceso praxeológico(2) (reflexión y acción inseparables) que, en tanto se va consolidando (mediante la experiencia), permitirá logros mayores; por eso es importante ver, poco a poco, en cada paso de la vida, qué cambios podemos realizar, y darles la forma que corresponde. Lo que llamamos “el sentido de la vida�? está en la base del modo como vivimos: es su fundamento, pero no se ve si no nos preguntamos reflexivamente por él; son los cimientos que sostienen y dan forma a la existencia, pero como cimientos no son visibles sin cierta excavación. Es importante saber que cuando nos preguntamos por el sentido de nuestra propia vida no buscamos una respuesta unívoca: lo que intentamos es entender el espí- ritu de nuestra época y señalar lo que queremos que nos ocurra en ese contexto. Sin embargo, para aclarar lo que deseamos primero hay que comprender ciertos condicionamientos culturales que subyacen bajo nuestros modos cotidianos de pensar, sentir, amar y vivir., Así, estaremos construyéndonos como auténticas personas capaces de decisiones socialmente responsables: • Como sujeto de deseos pleno de potencialidades y/o posibilidades. • Como ser praxeológico que actúa permanentemente, que construye y reconstruye. • Como individuo racional que reflexiona y analiza críticamente lo que percibe y vive. • Consciente de sí mismo, es decir, capaz de identificar sus dimensiones y potencialidades. • Libre y autónomo al ser capaz de optar y responsabilizarse de sus decisiones. • Actuando en un conjunto de relaciones e interacciones sociales, lo que implica otras dimensiones constitutivas de su ser como lo ético, lo histórico y lo político. • Y que siempre está en camino, en proceso de trascender (por eso es educable): la persona es un proyecto inacabado ???? ACTITUDES PERSONALES, EL PSIQUISMO HUMANO: EL ALMA ???? Sin embargo, a pesar de su importancia, no podemos reducir la persona a la mera corporalidad como si únicamente fuera materia evolucionada; existe en ella una realidad inmaterial que todas las culturas han identificado y explicado con términos fáciles de comprender. Los filósofos griegos crearon el sustantivo psyqué, tomado del verbo psicho (soplar), para referirse al soplo de vida que acompaña a una persona hasta su muerte. El concepto pasó al latín como ánima, de donde surge nuestro español alma, muy usado por la antropología moderna. No es extraño que los antiguos hayan usado la imagen del aire para describir esa realidad básica e inmaterial de la persona, pues del aire sabemos que está ahí aunque no lo veamos y su presencia es vital para los seres vivos. Nuestra cultura occidental depositó en el alma todos los atributos no materiales de la persona: conciencia, razón, ideas, símbolos, voluntad, libertad, valores, sentimientos, emociones, deseos. Ella contiene todo lo que conforma la interioridad o intimidad de la persona, todo lo que la hace única e irrepetible. Incluso para algunos pensadores occidentales, el alma llegó a ser tan fundamental que no requería del cuerpo para existir; incluso, creyeron que el cuerpo entorpecía el obrar del alma y era necesario liberarse de él. Este enfoque, originado en Platón(4), ha impregnado el pensamiento de muchos filósofos humanistas modernos que, como Descartes, buscaban un punto irrebatible en el que apoyar sus teorías racionalistas y lo hallaron en el ser humano: “pienso, luego existo�?. A partir de esto, el mundo moderno privilegia el domino de la razón y coloca al ser humano en el centro del universo haciendo que todo gire a su alrededor; sin embargo, esto no sirvió para captar realmente la esencia de la persona, pues ni la psicología ni la sociología ni las antropologías modernas o los avances científicos o tecnológicos han podido dominar los impulsos del alma humana impidiendo que la humanidad se destruya a sí misma. La ira, la envidia, el afán de poder o de gobernar, entre otros, son impulsos del alma que jalonan enérgicamente las decisiones de la persona llevándola a su destrucción. Un autor contemporáneo, Castoriadis(5) (1999), señala que el elemento más radical y definitorio de la psique humana, anterior y condición de toda lógica, es la capacidad de representación (capacidad simbólica). Esta esencia representativa de lo psíquico se descubre en el lenguaje (y con él en todo el mundo humano) como algo siempre abierto a significaciones: la psique humana es un residuo de representaciones, siempre objeto de posibles reinterpretaciones, de, bviamente, la expresión más sencilla de la presencia del ser humano en el mundo la da su corporeidad. Previo a sus pensamientos, sentimientos, ideales o sueños, lo primero que identifica a una persona es su cuerpo. Podemos decir que no sólo “tenemos un cuerpo�? sino que “somos un cuerpo�?, ya que nuestra carga genética nos hace únicos y diversos entre semejantes, individuos al interior de una especie común. La configuración genética determina las características corporales del individuo; si una sola cambia ya se trata de otra persona totalmente diferente, porque la menor variación de su corporeidad daría como resultado un modo distinto de relacionarse consigo mismo y con el entorno. El semblante puede expresar una variedad de sentimientos y emociones surgidas del fondo de la persona: lágrimas de alegría o de dolor, sonrisa, el ceño fruncido, el color de las mejillas, todo es indicativo de lo que ocurre en nuestro interior. También, la postura corporal comunica algo de nuestra interioridad: caminar con las manos entre los bolsillos puede ser signo de timidez o cansancio, levantar los hombros señala altivez o suficiencia, mantener brazos o piernas cruzados indica hermetismo y encerramiento. Un pestañeo al responder puede significar inseguridad. El cuerpo siempre está diciendo lo que somos, sentimos o deseamos, no podemos evitarlo. Es una de nuestras formas de comunicarnos, uno de nuestros lenguajes. El cuerpo humano es un organismo biológico muy complejo y perfectamente estructurado: sistema nervioso, estructura ósea, masa muscular, visión, olfato, oído; todo tiene su lugar en ese mecanismo asombroso que es el cuerpo humano. También, las características sexuales son importantes en la configuración de la persona: establece no sólo rasgos físicos y psicológicos, sino también un modo concreto de ser y de actuar, pues el género tiene implicaciones profundas en la personalidad. La diversidad sexual hace que, aunque iguales en dignidad y condición, seamos diferentes en comportamientos, capacidades físicas, estructuras psicológicas, que lejos de apartarnos deben permitirnos mayor complementariedad. ???? DIFERENCIAS FISICAS, CORPOREIDAD ???? bviamente, la expresión más sencilla de la presencia del ser humano en el mundo la da su corporeidad. Previo a sus pensamientos, sentimientos, ideales o sueños, lo primero que identifica a una persona es su cuerpo. Podemos decir que no sólo “tenemos un cuerpo�? sino que “somos un cuerpo�?, ya que nuestra carga genética nos hace únicos y diversos entre semejantes, individuos al interior de una especie común. La configuración genética determina las características corporales del individuo; si una sola cambia ya se trata de otra persona totalmente diferente, porque la menor variación de su corporeidad daría como resultado un modo distinto de relacionarse consigo mismo y con el entorno. El semblante puede expresar una variedad de sentimientos y emociones surgidas del fondo de la persona: lágrimas de alegría o de dolor, sonrisa, el ceño fruncido, el color de las mejillas, todo es indicativo de lo que ocurre en nuestro interior. También, la postura corporal comunica algo de nuestra interioridad: caminar con las manos entre los bolsillos puede ser signo de timidez o cansancio, levantar los hombros señala altivez o suficiencia, mantener brazos o piernas cruzados indica hermetismo y encerramiento. Un pestañeo al responder puede significar inseguridad. El cuerpo siempre está diciendo lo que somos, sentimos o deseamos, no podemos evitarlo. Es una de nuestras formas de comunicarnos, uno de nuestros lenguajes. El cuerpo humano es un organismo biológico muy complejo y perfectamente estructurado: sistema nervioso, estructura ósea, masa muscular, visión, olfato, oído; todo tiene su lugar en ese mecanismo asombroso que es el cuerpo humano. También, las características sexuales son importantes en la configuración de la persona: establece no sólo rasgos físicos y psicológicos, sino también un modo concreto de ser y de actuar, pues el género tiene implicaciones profundas en la personalidad. La diversidad sexual hace que, aunque iguales en dignidad y condición, seamos diferentes en comportamientos, capacidades físicas, estructuras psicológicas, que lejos de apartarnos deben permitirnos mayor complementariedad., PERSONA HUMANA ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA PERSONA HUMANA CORPOREIDAD, A esta visión autonomizante, es decir, no controladora, la pedagogía praxeológica integra elementos de responsabilidad social, como la concientización (Freire, 1997) y el compromiso que despierta a la persona y la invita a querer participar de un proyecto de sociedad fundado sobre la paz, la justicia y la solidaridad, contribuyendo profesionalmente a la construcción de comunidades autogestionarias, incluso si ello implica dejar atrás algunos de sus deseos personales. Corresponde al proceso de responsabilidad social que, en el modelo educativo de UNIMINUTO, tiene un carácter de investigación aplicada y comprometida con la comunidad. En fin, para favorecer la implementación de esta pedagogía praxeológica, se propone que se desarrolle un proceso dialéctico entre la teoría y la praxis, es decir, un enfoque que relacione acciones y ambientes educativos que pueden ser, en apariencia contradictorios, alrededor del desarrollo de las competencias profesionales en el proceso cognitivo que supone el quehacer educativo, que sólo tiene sentido cuando se logran aprendizajes significativos y pertinentes. Este enfoque dialéctico integra la dimensión liberadora y autonomizante de la pedagogía humanista y la pedagogía crítica a la dimensión socializante más tradicional de la educación. ???? Así, estaremos construyéndonos como auténticas personas capaces de decisiones socialmente responsables: • Como sujeto de deseos pleno de potencialidades y/o posibilidades. • Como ser praxeológico que actúa permanentemente, que construye y reconstruye. • Como individuo racional que reflexiona y analiza críticamente lo que percibe y vive. • Consciente de sí mismo, es decir, capaz de identificar sus dimensiones y potencialidades. • Libre y autónomo al ser capaz de optar y responsabilizarse de sus decisiones. • Actuando en un conjunto de relaciones e interacciones sociales, lo que implica otras dimensiones constitutivas de su ser como lo ético, lo histórico y lo político. • Y que siempre está en camino, en proceso de trascender (por eso es educable): la persona es un proyecto inacabado, A esta visión autonomizante, es decir, no controladora, la pedagogía praxeológica integra elementos de responsabilidad social, como la concientización (Freire, 1997) y el compromiso que despierta a la persona y la invita a querer participar de un proyecto de sociedad fundado sobre la paz, la justicia y la solidaridad, contribuyendo profesionalmente a la construcción de comunidades autogestionarias, incluso si ello implica dejar atrás algunos de sus deseos personales. Corresponde al proceso de responsabilidad social que, en el modelo educativo de UNIMINUTO, tiene un carácter de investigación aplicada y comprometida con la comunidad. En fin, para favorecer la implementación de esta pedagogía praxeológica, se propone que se desarrolle un proceso dialéctico entre la teoría y la praxis, es decir, un enfoque que relacione acciones y ambientes educativos que pueden ser, en apariencia contradictorios, alrededor del desarrollo de las competencias profesionales en el proceso cognitivo que supone el quehacer educativo, que sólo tiene sentido cuando se logran aprendizajes significativos y pertinentes. Este enfoque dialéctico integra la dimensión liberadora y autonomizante de la pedagogía humanista y la pedagogía crítica a la dimensión socializante más tradicional de la educación. EDUCABILIDAD Cada día, cada experiencia, aporta algo nuevo al ser y al quehacer de la persona humana. Las experiencias vividas significativamente e incorporadas a la estructura personal van fortaleciendo y conformando (dando forma) a la persona misma, marcando sus diferencias y consolidando su individualidad. La misma experiencia siempre será asumida de modo diferente. Así, por ejemplo, la muerte de un ser querido será más dolorosa para quien fue más cercano a él gracias a experiencias anteriores compartidas; sin embargo, la muerte de esa misma persona no afecta por igual a sus otros seres cercanos, pues cada uno se constituyó de modo diferente en el trato con él. Así sucede con todas nuestras experiencias: todo va siendo guardado y surge en el momento adecuado, evidenciando nuestra particularidad. Nuevas prácticas pueden alterar la comprensión de experiencias anteriores cambiando su sentido y significando de otro modo el hecho ya vivido., LA PERSONA HUMANA Y SU ACTUAR EN LA SOCIEDAD PROYECTO DE VIDA De todo lo que hemos dicho hasta ahora podemos proponer algunas sugerencias prácticas, fundamentales para la construcción o revisión del proyecto personal de vida: • Hay que atreverse a pensar por cuenta propia: plantearse sin temor las grandes cuestiones de la existencia. Un modo de lograrlo es escribir lo que se piensa; esto ayuda a reflexionar. • Es útil comunicar lo que pensamos sobre los grandes temas de la vida y contrastarlo con otras personas, venciendo el pudor que a veces nos impide hablar de ciertos temas. Hay que aprender a dialogar, a escuchar y a presentar nuestros puntos de vista de modo desapasionado: aceptar lo que nos aportan los demás y ofrecerles nuestro propio aporte. • Conviene fabricar un plan de lectura y disponer siempre de un tiempo para leer o estudiar. Antes de iniciar una lectura, es bueno asesorarse sobre la bibliografía más adecuada a nuestros deseos e intereses de tipo literario, histórico, filosófico, teológico. • Es provechoso transcribir en fichas las ideas y sugerencias más atrayentes de lo que leemos. Poco a poco podremos disponer de un acervo ordenado por temas que será enriquecedor repasarlo de vez en cuando., BUSCAR LA VERDAD ???? La persona humana posee la admirable capacidad de conocer (mediante los sentidos, la imaginación, la inteligencia…) y de valorar y amar lo bueno que haya a su alrededor. La primera aproximación a la verdad nos la dan los sentidos y los sentimientos, pero el conocimiento íntegro de la realidad sólo se alcanza en el conocimiento intelectual unido al entusiasmo que viene de la dimensión espiritual. La persona es un ser abierto a la realidad, creada para vivir en la verdad, de la verdad y para la verdad. La verdad es patrimonio humano, pero que debe conquistar durante toda su vida. Buscar la verdad exige ser y actuar libres de prejuicios: evitar el etiquetar apresuradamente a las personas y los acontecimientos; evitar el juzgar de modo trivial la realidad. Hay que evitar el juicio definitivo: dejar siempre abierta la puerta para aceptar otros aspectos que todavía no conocemos y estar dispuestos a matizar y a corregir los juicios que ya hemos hecho sobre la realidad. Por eso hemos de perder el miedo a pensar, a cuestionar, a reflexionar críticamente., EL SENTIDO DE LA VIDA EL SENTIDO PRODUCTIVISTA cotidianamente expresamos el sentido de una experiencia señalando su utilidad (¿para qué me sirve?). Esta es la principal herencia de nuestra historia familiar y social: nuestros padres y abuelos orientaron el sentido de sus vidas en la utilidad de sus actos y en el poder que lograban sobre las cosas y las personas. Así, aprendimos que somos personas si somos útiles y poderosos, no importa la calidad de nuestra vida ni la realización de nuestros sueños y deseos, sino cuánto producimos y cuánto tenemos. Esta es una cosmovisión utilitarista-productivista, que propone un modo de ser y de estar en la vida, que aún prevalece en nosotros, pero que se gestó desde un estado de cosas muy diferente al actual: el estado de necesidad y carencia en que se encontraba la humanidad a finales de la Edad Media, lo que generó la lógica del “progreso�? y forjó un modo de vivir que transformó lo existente hasta entonces. Hoy podemos cambiar el modo de ser y vivir centrado en este paradigma, porque ya no corresponde totalmente con nuestro mundo. No olvidemos que nuestra lógica espontánea (el “sentido común�? que guía nuestras decisiones) todavía se basa en esta cosmovisión pro-ductivista. Pero hoy los sentimientos y deseos de muchos de nosotros ya no se alinean con ese modo de sentir y querer, aunque todavía actuemos desde él. Este desfase ocasiona una sensación de pérdida de sentido: ésta es la causa fundamental de la crisis de valores, costumbres e instituciones en que nos hallamos. El sentido productivo está enraizado y da forma a nuestras acciones cotidianas. Si de verdad queremos cambiar, tendremos que resignificar el sentido que orienta nuestro modo de ser y de actuar como personas auténticas y responsables